miércoles, 26 de junio de 2013

"Sonidos de una gaita"


Crónica de la Ultra MITIC 2013
21-22 junio 2013
Ordino - Andorra

Integrantes SinRumbo: Adrián Roche y Rober
No Finishers...pero casi!!!

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¿Por qué subir montañas? Porque están ahí. El mito del alpinismo francés, Lionel Terray, no lo pudo explicar mejor. Y es que mientras esperamos junto a otros 281 corredores a que el tiempo empuje perezosamente las manillas del reloj de la plaza de Ordino hasta las 22 horas, una vez más es inevitable que tan simple pregunta ronde mi mente. Aunque en esta ocasión, cualquier atisbo de duda queda enmudecido por la energía que se respira en el ambiente, ese magnetismo característico de las grandes aventuras, de la exposición de uno mismo a nuevos retos.

Tenemos por delante un recorrido finalmente fijado en unos 115 km y cerca de 8.000 m de desnivel positivo, aunque tenemos un poco de lio porque entre riesgo de tormenta eléctrica y las nevadas primaverales, el recorrido original se ha visto alterado en varias ocasiones. En cualquier caso, son datos que suenan muy muy lejanos cuando abandonamos las calles de Ordino custodiados por los ánimos de los vecinos. La noche es espectacular; las lluvias de últimas horas de la tarde han dado paso a un cielo cada vez más limpio, y todo apunta a una noche de montaña al amparo de la luna llena.

Un primer tramo llano para soltar piernas y adrenalina, y en seguida comenzamos con las hostilidades; un primer tramo de subida en el vamos a meternos al bolsillo los primeros 1000 metros de desnivel, antes de disfrutar de un sendero boscoso que permite el trote y poner a prueba los frontales y las zapatillas, porque ya tenemos la suerte de poder cruzar uno de los muchos arroyos que vamos a encontrar.

En menos de dos horas ya tenemos a la vista la primera sorpresa del recorrido...brutal puesta en escena de la organización balizando el camino al refugio del Pla de l´Estany con unas antorchas en mitad de la nieve nos llevan hasta la hoguera que preside el punto de control y donde nos metemos al cuerpo un caldito caliente que nos da alas. Deshacemos parte del camino para iniciar un tramo técnico de bajada en dirección a la estación de Arinsal.

Entre la nieve y la humedad, el sendero está realmente traicionero y justo al inicio de la bajada Capi tiene un buen susto con resbalón y caida sobre el hombro. Por suerte, todo queda en un susto y reanudamos marcha juntos buscando las pistas de Arinsal y un nuevo ascenso que nos pone en la estación de ski. Ya estamos metidos en la madrugada del sábado, y nada mejor para celebrarlo que otro caldito en el punto de avituallamiento, donde solo faltaba poder pedir a la carta.

Vuelta a enceder frontales y vuelta al tajo, tomando un tramo corto de carretera asfaltada hasta que unos voluntarios nos invitan a tomar un sendero con barro hasta las trancas para empezar un bien jodido ascenso hasta el Pic Alt de la Capa (2629 m), añadiendo otros 1000 m de desnivel + a las piernas y disfrutando del que fue para mí el tramo de la carrera más espectacular, con un franco ascenso a lo largo de una divisoria, de los que no te dan descanso hasta que alcanzas la cima, y siguiendo el hormiguero de luces de frontal diseminadas en la ladera. Y por si fuese poco, la luna llena en todo su esplendor; y si todo esto no os han puesto los pelos como escarpias, entonces incluyo el último detalle...la banda sonora que puso un gaitero desde la misma cima, lanzando las notas de música ladera abajo. La versión ultra del flautista de Hamelin, porque nos dirigíamos a él cual ratón del cuento.

Conquista de la cima, nos abrigamos y continuamos marcha hacia el Coll de la Botella, aprovechando la bajada para soltar piernas y ganar km con un paso más alegre. A partir de este punto, larga travesía en busca del amanecer y de la primera base de vida en la Margineda, descendiendo hasta las mismas puertas del infierno (1600 m -) porque llegó un punto en que pensábamos que solo faltaba nos hiciesen cavar un hoyo para sacar un poco más de denivel negativo...

La base de vida de la Margineda es como un oasis; recogemos el petate, un aseo rápido, un poco de chapa y pintura para arreglar las primeras ampollas y vuelta a las andadas, ahora sí a plena luz de la mañana, con un cielo azul que pronostica calor y con un desayuno irrechazable por delante: 1500 m de desnivel + hasta el Coll Bou Mort. El sendero de ascenso es bueno, aunque jodidamente empinado, así que la sensación de correr cada vez va quedando más difusa en mi mente...con andar esto voy más que servido. La mayor parte de la subida se realiza en mitad de un bosque, por lo que el inicio de los primeros prados hace de altímetro natural y nos da un golpe de ánimo porque el cambio de vegetación nos indica que vamos ganando altura.

Alcanzamos los Cortals de Manyat, cambiamos de valle y tramo de transición hasta el refugio de Prat Premier, justo antes de iniciar una nueva subida corta pero potente hasta el bendito Coll Bou Mort, sobre los 2.500 m de altitud. Recuperamos aliento con las vistas del refugio de Claror en la otra vertiente del collado...hora del almuerzo!!! Llegamos sobre las 11:45 de la mañana, y nos encontramos a los voluntarios poniendo a punto las brasas en una barbacoa...esto ya es tortura psicológica!! Solo les faltaba sacarse unas cervecitas bien frías...nosotros nos contentamos con otro sandwich más de jamón y queso, y un cuenco de maíz con atún, que sirve de punto de partida para mi exploración gastronómica paralela a lo largo del raid...

El siguiente destino de la carrera es el refugio de Illa, sobre el km 60 de carrera. Llegar a este bendito refugio puso a prueba nuestra paciencia y confianza en los geniales voluntarios de la carrera, porque cada vez que pedíamos confirmación de la ruta o de la distancia al refugio nos encontrábamos con un dato distinto. Yo despotricaba, mientras Capi guardaba fuerzas y dejaba que yo divagase y amenzase con lanzar uno de mis bastones en dirección al último voluntario que descansaba en un garito improvisado a lo Leyendas de Pasión junto a un arroyo.

Refugio de Illa...el gastrobar del ultra!! Víctima del cansancio, me dejo llevar por los consejos de la voluntaria chef del refugio y me meto al estómago un cuenco de maíz, lentejas cocidas, atún y...tachán tachán...salsa de mostaza con miel!!! Como para haberme cagado patas abajo en la siguiente cuesta, pero lo peor es que encima repetí y lo aderecé con un vasito de coca-cola, que siempre viene bien. Yo se que Capi me vigilaba y lejos de decirme nada, dejaba que el aprendiz creciese a partir de sus propios errores...sabio maestro el Roche!!!! Relajamos piernas un rato y charlamos con el médico voluntario del refugio, justo lo necesario para no caer en la comodidad y echarnos una siesta...toca continuar.

El siguiente tramo fue una modificación de última hora del recorrido...cerca de 20 km nos separan de la segunda base de vida, según datos oficiales del perfil, aunque ya no estamos muy seguros de lo preciso de las distancias con tanto cambio. De nuevo bajamos hasta las tripas de un valle, para volver a remontarlo por una vertiente distina hasta alcanzar el Coll dels Isards, sobre 2600 m de altitud. Aún queda una segunda subida más corta que nos pone dominando la estación de ski de Pas de la Casa. Según el perfil de la carrera, solo tenemos que dejarnos caer valle abajo durante 12 km y llegaremos a la segunda base de vida: Bordes d´Envalira. Este es el punto que me había propuesto como objetivo, lo que supondría cubrir entre 80 y 90 km de carrera (con tanto cambio de recorrido ya no hay quien se aclare) y posiblemente más de 2/3 del desnivel total de la carrera...como entrenamiento tonto del fin de semana ya está bien!!

Comenzamos a bajar y pronto todo comienza a cambiar...supongo que la organización del trail debe estar justo ahora descojonándose de nosotros mientras nos observan a través de una bola de cristal, en el preciso momento en que unos amables voluntarios nos indican que bajar ya bajaremos, pero que ahora toca un regalo de la casa: 600 m de desnivel + siguiendo una pista de ski hasta remontar la estación de nuevo para bajar por una vertiente distinta. Aquí es donde el señor del mazo aguardaba paciente sentado en una piedra al rico solete...mi ritmo de subida se convierte en un paso de semana santa, me han hundido la moral!!!! Adrián demuestra porque los monjes shaolines le hacen la ola cuando le ven, nada le altera, que hay que subir, pues se sube. Remontamos la pista y emprendemos una larga bajada que ahora sí pensamos nos lleva a Bordes d´Envalira, pero no!!!! Otra sorpresa!!!! La organización aún nos tiene preparada una segunda subida, marca de la casa, corta pero puñetera, con un tramo final eterno de falso llano antes de por fin ver un desvío en franca bajada que nos tiene que hacer perder unos 1000 m de desnivel. Esta nueva subida es anunciada por unos dulces adolescentes andorranos; sabia decisión de la organización el poner a unos niños para dulcificar la noticia de la subida y evitar alguien hiciese un remake andorrano de la matanza de Texas.

Son cerca de las 23 hr del sábado cuando alcanzamos la base de vida. Hemos superado la barrera de las 24 hr en movimiento y no tenemos ni puta idea del desnivel que llevamos acumulado. Las piernas aguantan, aunque cada vez que nos sentamos cuesta más levantarse, comienzan a coger un tono acartonado. Ya es de noche cerrada y desde hace ya un buen rato antes de alcanzar la base llevo mirando alrededor buscando no se que...pero algo me falta. De repente caigo en la cuenta, ya no escucho los sonidos de la gaita, aquella que me ponía los pelos como escarpias al filo de la madrugada. Y sin gaita, no hay magia...


"La soledad es una fuerza que te aniquila si no estás preparado para superarla, pero que te lleva más allá de tus posibilidades si sabes aprovecharla para tu propio beneficio"
Reinhold Messner

 

LA FUEVA A PEDALES (Por Marcos)


16 de junio 2013

La Fueva es un conjunto de 20 pueblos entre el Sobrabe y la Ribargorza, algunos de ellos casi despoblados, pero en los que podemos encontrar la esencia de lo que fue el Prepirineo hace unos años. Muchos de esos núcleos (Troncedo, Caneto, Formigales, Pano...) están siendo rehabilitados poco a poco por gentes de la ciudad con ánimo de  recuperar la tranquilidad de vivir lejos del bullicio, levantando de nuevo viejas casas espaldadas y convirtiendo iglesias y castillos en centros sociales. A este perfil de habitante se le unen hippies de siempre, neohippies y naturistas que pululan por toda la zona con sus caravanas o sus asentamientos en cabañas. Y por si este refrito no fuera suficiente, también tenemos a los budas de Panillo, llegados de toda Europa a este pequeño templo y poblado de reflexión budista que cuelga de las laderas del puerto de Pano.

Y por ahí pasaba yo, pasando unos días en casa de un amigo; Jorge el de Ejep. Este pueblo, situado sobre el valle del Ésera, a escasos 8 kms de Graus, sigue conservando población suficiente para considerarse "vivo", y especialmente ahora que empieza el buen tiempo.... Otra curiosidad es que aquí hablan una lengua tan sofisticada como es el lapao (¿o es el lapapyp?), aunque ellos, pobres incultos, sigan pensando que es chapurreao o catalán. Contento tienen al ministro Wert... (por cierto...¿por qué este señor tiene nombre de eructo??).
Salgo con la burra dirección Graus y en seguida subo el puerto de Pano (unos 10 kms al 6-7%... para tener en cuenta). Las vistas del Turbón y la Ribagorza son espectaculares, aunque no puedo dejar de mirar la singularidad del pueblo budista, que queda a tiro de piedra de la carretera. A partir de ahí la carretera suaviza y en un continuo sube-baja muy llevadero se llega a Troncedo. Pausa y algo de comer. desde aquí ya se divisa el Sobrabe, con sus dos centinelas; el Perdido y la Peña Montañesa, así que tras una bajada prolongada llego a Formigales y a Terrantona, capital de La Fueva (es decir, donde está el ayuntamiento y el médico).
El siguiente escollo es el puerto de Foradada de Toscar, incluído en el recorrido de la Vuelta a España de este año, aunque por la otra vertiente. Creo que lo clasifican de 2ª categoría. Este puerto debía ser muy disfrutón en tiempos. Y digo debía porque la actual carretera es un trazado en una gigantesca curva que ha perforadpo el terreno y se ha cargado la serpenteante carretera antigua. Bien para los coches, mal para los ciclistas... .
La bajada de nuevo hacial el Valle del Ésera es rapidísima, al no haber curvas y estar el piso en buen estado. Llego a los 82 km/h.
Y una vez en el valle bajadita tranquila por un recorrido archifamoso para los cicloaficionados aragoneses, ya que es el tramo final de la Clásica de los Puertos de la Ribagorza, celebrada recientemente. Eso si, el tramito de Graus a Ejep es algo así como un dolor de muelas.... subida constante cuando lo único que apetece es un refresco frío...

 

lunes, 24 de junio de 2013

DEBAJO DEL DOLMEN DE TELLA (por Marcos)









Debajo del Dolmen de Tella de piel muda el día como una culebra... reza una preciosa nana de la Ronda de Boltaña. y debajo del Dolmen de Tella, serpenteando por las laderas de este pueblo del Sobrarbe, discurre uno de los puertos más bonitos de Aragón; el puerto de Tella.

Salgo de Boltaña una mañana perfecta para el ciclismo; sin demasiado calor pero con sol, sin viento y con los ríos de la comarca (especialmente el Cinca) llenos a rebosar en esta primavera tan lluviosa. la excursión es corta; bajo hasta Aínsa y de ahí subo por el Valle del Cinca hasta el desvío hacia Tella. Allí se inicia la subida al pueblo.

El puerto es realmente bonito, por el entorno y por lo continuo y mantenido de su pendiente media (alrededor del 8 %). Como muchos de los grandes puertos la parte más dura está en los primeros kms, que te dejan madurito para el resto de subida. Como consuelo está el 4º kilómetro, tras el desvío a la pista que lleva a Cortalaviña, en el cual empieza un sacacorchos de 6 curvas de herradura en apenas un km que además de ser muy divertido (¡cuidado en la bajada!), te permite jugar con los peraltes y levantarte en los pedales como un verdadero "grimpeur".


Los últimos tramos, agónicos si no se está fino, te dejan en el pueblo de Tella, donde por fin se puede descansar. como premio un precioso pueblo pirenaico, cargado de tradición montañesa y leyendas de bruixas. Allí se encuentra un centro de Interpretación y la Casa de las Brujas, que se puede visitar si vas a los horarios indicados.


En total 63,3 kms entre ida y vuelta. Muy recomendable, tanto para "machacas" que se quieran probar en un puerto de media distancia, como para cicloturistas que quieran disfrutar del Sobrarbe, la montaña, el dolmen (accesible a 100 metros de la carretera) o las gentes de por allí.


miércoles, 5 de junio de 2013

PARIS, JE T´AIME









Maratón de Paris. 7 Abril 2013. Por la Sección Asfalto (Marcos)

Dicen que la maratón empieza en el km 35. Que ese es el punto crítico en el que tu ritmo de carrera se precipita al vacío si las cosas no están yendo bien o se acelera si sobran fuerzas. La mía empezó en el 30.
Abril en París. Pocas expectativas de buen tiempo según los meteos franceses. Probablemente la salida se daría con unas temperaturas rondando los 5 grados. Este año me vuelve a acompañar Dani, iniciado en la maratón de Vitoria del año pasado, como yo, pero además se nos unen Dani R. y Javier.  Correr no sé si correremos, pero está claro que la diversión  está garantizada.

La idea de venir a París surgió poco después de Vitoria. Los motivos se podrían resumir en que tras sufrir en los polígonos industriales de la capital alavesa, a veces más solos que acompañados y con muchos recorridos “de ida y vuelta”, queríamos ir a una grande, que nos garantizase un recorrido ameno y con corredores para no ir descolgados en los tramos finales.

Y casi un año después… ahí estábamos. Dos días antes de la carrera ya nos pasamos a recoger el dorsal. La exposición comercial era gigantesca… como también lo eran los precios de todos sus productos. Así que tras un paseo nos volvimos a nuestro apartamento en la isla de Saint Louis con la bolsa del corredor y poco más. La salida es por cajones, así que cada dorsal está grafitado con un color y tu tiempo objetivo, de forma que desde el principio vas con corredores supuestamente de tu nivel.
 

Tras repasar mil veces lo que tardamos en metro desde nuestra casa a la salida de la carrera y comer  pasta hasta casi aborrecerla, nos acostamos el día previo a la carrera pensando en el tiempo que haría y las cervezas que teníamos preparadas para celebrar el resultado (sea cual fuere, claro…).

40.000 personas esperaban en la salida. Afortunadamente las consignas se cuentan casi a cientos, organizadas por números de dorsal y con gran cantidad de voluntarios, lo que nos facilita la entrega de nuestras mochilas. Todo bien hasta ahora, incluido el tiempo, que nos sorprende con un sol que aún no habíamos visto en nuestra estancia en París y que elevaba la temperatura por encima de los 7 u 8 grados. Para mi gusto… ideal.

Mucho estrés inicial hasta llegar a nuestro cajón, así como para coordinar la última meadica con la salida (otro punto positivo; había urinarios portátiles por todo el área de salida). Se va dando la salida por tiempos al ritmo del locutor y la música, aunque eso si, más lento de lo que pensábamos… lo cual enoja un poco a mis compañeros, hartos de esperar que llegara el pistoletazo para el grupo más numeroso; el de las 4 horas.

¡Y por fin corriendo!. El hecho de salir en bajada y por los Campos Elíseos nos impulsa a pensar que esto es pan comido. El gentío es espectacular, tanto corriendo como de público. Los primeros kms, pasando por la rue Rivoli, el Louvre, el Ayuntamiento…., son preciosos. Hay fuerzas, ilusión y la calle está llena de grupos musicales que amenizan el recorrido (hasta 24 creo que estaban contratados). 
 

Los kilómetros pasan tanto para mi, a ritmo de 3:30, como para Javi y los Danis, a ritmo de 4:30. Todo controlado, aunque empiezan a surgir los primeros problemas; los empujones y aglomeraciones en los avituallamientos te hacían perder el equlibrio, a pesar de que al menos había uno cada 5 kms. Por otro lado, las liebres llevaban tal estela de corredores que casi eran inalcanzables, al menos en los primeros kilómetros. En fin, a medida que flaqueasen las fuerzas las cosas se irían relajando.

En fin, que yo un poco por delante y mis colegas un  poco por detrás, fuimos poco a poco cubriendo kilómetros sin parar. Como anécdota señalaría la dificultad que mucha gente tenía para, entre tanto público, hacer sus necesidades. Las imágenes que se vieron en el único túnel largo del recorrido, al abrigo de las miradas de los espectadores, fueron de todo menos bucólicas… Aunque eso si, nosotros no pasamos de aguas menores, aunque con más paradas de las previstas. Es lo que tiene correr en grupillo.

Y en esto que llegó el kilómetro 30. Un avituallamiento en el que ralenticé más de la cuenta, un par de sube-bajas a orillas del Sena y un par de estrechamientos con pequeños tapones de gente… y la cuestión es que perdí a la liebre y me empecé a sentir más pesado de lo que debería. ¿Esto no pasaba algo más tarde? pensé. En fin, tranquilidad y buenos alimentos, a ver qué sensaciones tenía en los próximos kilómetros. Afortunadamente la liebre seguía estando al alcance de mi vista.

No soy yo muy amigo de los geles, pero dada la relevancia del evento me había metido en el bolsillo del pantalón un par de ellos. En el km 32 la cosa no mejoraba, así que me tomé el segundo (el primero no pasó del km 20), por si acaso estaba con las energías en la reserva. Y llego el 35, el famoso kilómetro clave… ¡ahora empieza el maratón!, y yo sin saber muy bien si iba bien o mal.

Mantengo el ritmo… creo que estoy algo recuperado. Acelero un poco. Debo alcanzar a la liebre y luego no soltarla ni aunque me tiemblen las piernas. A todo esto estamos en el Bois de Boulogne, entrando en el recinto de Roland Garrós, según me dijeron mis compañeros, porque yo ni me di cuenta.

Alcancé a la liebre, y al olor de la meta y de nuevo con buenas sensaciones, la superé y me fui para adelante. Conseguiría acabar la maratón en menos de 3:30… ¡con lo negro que lo veía unos kilómetros antes!.

La apoteosis de la meta se ve atenuada porque no sabía en qué andaban mis compañeros. El éxito pasaba porque todos lográramos nuestros objetivos, que para eso nos habíamos metido en este lío. De Dani no dudaba porque el año pasado demostró que fuerza de voluntad le sobra, pero ¿y los otros dos?.

A la hora más o menos de mi llegada oí un grito que me sacó de dudas, ¡ahí estaban!, un poco perjudicados pero enteros y pletóricos con su medalla al cuello. Ahora si: ¡objetivo cumplido!. Teniendo en cuenta que ni Javi ni Dani R habían corrido una carrera popular en su vida empezar con la maratón de París no está mal.¡Bravo chavales!.

Y ¿qué decir de la organización?. Pues que en general muy bien, con un recorrido espectacular y bien dotado de voluntarios y avituallamientos. Las pegas vienen por el tema económico (la inscrpición es demasiado cara) y la escasez de obsequios en la bolsa del corredor. Supongo  que todo no se puede tener.


 







EPÍLOGO: Poco después de esta maratón, Álvaro, el chaval diabético con el que casi hice todo el recorrido en Vitoria, me mando una foto de la edición de este año. ¡3h11min!. Bajar más de media hora en un año está al alcance de gente muy cabezota, ¿seguro que no eres maño?. Esta claro que no tienes límites. ¡¡Aúpa!!.

















martes, 4 de junio de 2013

I Carrera crestas del Infierno (por Adrian, claro y conciso)


Bonita carrera que sale de Gavín, llega a las crestas del Puñero , corona el pico Sarase y sigue la cresta hasta el pie de Sabocos para volver por el sur. Senderos muy limpios y cuidados entre bosques, mucha animación y voluntarios, y ambiente de montaña en la cresta.
En total 27 km con 1.500 positivos, con una opción de 19 km.
Carrera bonita y muy recomendable, una de las buenas.