miércoles, 10 de junio de 2015

Sin Rumbo Raid...en un RAID!!!! (por Rober)


Campeonato España Raid Aventura - VI Trofeo Peña Guara
30-31/mayo/2015
Integrantes Sin Rumbo: Noé, Adrián y Rober

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Nuestros "followers" (se cuentan a cientos!) seguramente habrán pensado que hay algún tipo de error tipográfico en la entrada de esta crónica...pero no!!! Los Sin Rumbo han participado en un raid!! Lo que en su día motivó el nombre del clan, poco a poco se ha ido convirtiendo en una auténtica coña, puesto que daba la sensación que habíamos desarrollado algún tipo de alergía a participar en un raid...
Pero ahí está Capi Roche metiendo caña y sufriendo nuestros vaivenes, pero finalmente en la noche previa al raid nos encontramos Adrián y yo esperando el AVE de las 11 de la noche en la estación de Zaragoza para recoger a nuestro atleta más internacional...vamos Noé!!! Un jodido crack volando desde la Galia para meter caña por tierras de Riglos.
Los preámbulos al más puro estilo Sin Rumbo...Adrián tocado de una rodilla, Noé con la espalda maltrecha después de haber entrenado este invierno en ski de travesía como si no hubiese un mañana, y yo en buena forma pero sin apenas dormir en los días previos. De camino a Riglos, ningún tipo de acuerdo en como afrontar las etapas del raid. Los intentos de Adrián de profesionalizarnos y meter un mínimo de rigor son vanos...
Noche de pocas horas de sueño en el refugio de Riglos y a eso de las 6.30 de la mañana ya estamos organizando la batalla. Ambientazo y un buen montón de equipos, una fortuna en bicis 29" y un catálogo infinito de furgonetas.
A las 9am comienza la fiesta, con un primer sector de trekking de unos 12k y 600m+. Adrián y yo nos ponemos en marcha rumbo a La Peña Estación, donde está el punto de transición. Como era de prever, lo primero es remontar el barranco que separa los mallos del mallo colorao, buscando la zona del mirador de Espinabla. Pendiente fuerte y aguantando las ganas a apretar pero vamos todos a fila de a uno. Superado el desnivel fuerte, comienza ya la aventura, empezando los diferentes equipos a coger distancia y estategias distintas. El trazado bastante intuitivo, pero aún con todo nos las apañamos para intentar un par de "sin rumbadas" que nos sitúan en tierra de nadie atajando por donde ni los conejos pasan. El trayecto mayoritariamente por pista y terreno muy corredor, así que alcanzamos La Peña con pleno de balizas y listos para empezar a dar pedales.
Segundo sector de bici, con más de 30k y un desnivel próximo a los 1200 m+, así que comienzan las hostilidades. Trazado muy chulo comenzando en dirección a Anzánigo y con la ribera del Gállego a la vista, para después adentrarnos en territorio de las sierras de Centenero y Santa Isabel, con el barranco de Triste para acompañarnos en el cierre de una circular con base en La Peña. Este tramo lo hago con Noé, el hombre fuerte del equipo en bici. Hay buena sintonía, y ni siquiera el perder la tuerca del portamapas a las primeras de cambio nos quita el buen rollo. Desde entonces, Noé marca la orientación y yo intento mantenerme enchufado con el plano metido en el culotte hasta que el sudor lo deja inservible. La estrategia funciona, y salvo pequeños despistes vamos conectando balizas a buen ritmo y disfrutando de la ruta. Ciclabilidad total del trazado, con cruces de arroyos, tramos de pedrera, descensos cortos y algún sector de enlace por carretera sin tráfico para darle ritmo a las piernas. Volvemos a hacer pleno y ahora solo toca disfrutar del descenso a La Peña...pero aquí nos encontramos con un sendero de cabras que pone a prueba nuestra paciencia, intentando no perder ritmo a pesar de tener que poner pie a tierra en buena parte del sendero y llegar a cuestionarnos si habíamos elegido el camino correcto (después confirmarmos que habíamos acertado). Aún con todo, paisaje muy chulo, con el barranco de Triste a nuestros pies y el embalse de La Peña queriéndose intuir al fondo. Salvamos el tramo técnico con una vuelta de campana mía queriendo completar un tramo de descenso, y acabo en el punto de transición con el disco de la rueda trasera doblado por el golpe de alguna piedra.
Tercer sector y toca darle al remo. Ahí dejo a los Roche, y aprovecho para coger fuerzas y comer con un sol de justicia que anuncia alguna insolación que otra. Estos dos capullos no me dan tregua y apenas estoy comenzando la digestión cuando me los encuentro de vuelta y con ganas de afrontar el cuarto sector de trekking.
Cuarto sector y seguimos con pleno de balizas y buenas sensaciones, pero ahora ya toca meter más caña con una casi media maratón con cerca de 1000m+ y una ferrata entre medias. Salimos Adrián y yo, con un ritmo suave pero mantenido, intentando que las subidas no nos dejen parados y sin venirnos arriba en los tramos de llaneo. Seguimos localizando balizas sin mayores problemas, con una primera parte del sector sin problemas de orientación. En el entorno de la ferrata, tiempo para meter un poco de alegría en una subida corta pero exigente que nos pone rumbo a una zona de senderos donde mis isquios comienzan a quejarse. Intento no perder demasiado ritmo y avanzar en modo suave para dar tiempo a ver si recupero sensaciones, mientras me recuerdo beber porque el calor aprieta pero bien. La acumulación de km ya se nota pero consigo defenderme con el Roche a la cabeza iniciando la ferrata. La disfruto procurando no tirar de piernas para no ganarme una subida de isquios o de gemelos en mitad de la pared, y de premio me gano un descenso de enduro para volver a la pista rumbo a Riglos. Ahora toca correr y aunque el ritmo no es muy alegre, completamos los 10k hasta Murillo de Gállego con otro pleno de balizas y el piloto de la reserva encendido en mi caso.
Ya tenemos la tarde encima y toca el quinto sector de BTT. Aquí cogemos noche seguro y en vista a mi estado muscular, les toca a los Roche dar el callo. Mientras los despido, lucho por encontrar una postura en la que no se me contracture algún músculo. Finalmente me quedo como un trapo tirado en la esterilla, procurando coger un poco de fuelle para lo que pueda venir. Cae la noche en Murillo, y el ambiente no decae, con un continuo llegar y salir de corredores. Me cepillo unas sardinas y un poco de pasta con la silueta de los Mallos de fondo, y aunque intento estirar un poco las piernas, finalmente opto por lo más sensato que es procurar dormir un poco en la furgo. Así me pillan los Roche cuando regresan rozando la madrugada. No debo tener muy buena pinta porque directamente me descartan para el último sector de orientación urbana y paso de cuerdas. La apuesta es clara...me tengo que recuperar para mañana. La bici no defrauda y el tramo nocturno hace mella; Noé viene con alguna molestia en la espalda y la mezcla de esfuerzo y cansancio deja muy poco hueco para bromas.
Son cerca de las 2 am cuando acabamos la última sección, con una sección de orientación urbana y el paso de cuerdas que, en lugar de una actividad chula para romper un poco con la monotonía del correr y la bici, ha supuesto un dolor de huevos porque se ha demorado mucho más de lo esperable. Con la luz de reserva encendida, y rozando el tiempo oficial de corte del primer día, nos ponemos rumbo a Riglos para pillar la cama. Cerca de 15 horas de actividad que han dado para un poco de todo, desde las clásicas discusiones hasta alguna que otra risa que como siempre aporta el mejor de los combustibles para afrontar este tipo de aventuras. Los tres no tenemos pinta de irnos de fiesta, y yo especialmente estoy muscularmente acartonado, así que confio en el poder de la ducha y unas horas de sueño.
Las 7am y de nuevo en pie. Desayuno de equipo con caras un poco largas y conversación escasa...la gestión del cansancio es sin duda una clave crítica en este tipo de pruebas. Finalmente salimos Noé y yo en la primera sección de orientación urbana más las pruebas especiales de escalada y tiro láser. Optamos por hacer estas pruebas nada más comenzar, buscando un poco de estrategia y evitar posible tapones de gente al final de la orientación. Noé hace de tripas corazón y saca adelanta un 5º grado de escalada con el desayuno todavía en la boca. De ahí al tiro láser donde nuestra puntería es nefasta y tenemos que ir a por la baliza de penalización antes de comenzar el sector de orientación donde funcionamos bien y con algunos tramos de carrera a 4,5´/km...parece que las piernas aguantan! Hacemos pleno de balizas y los Roche cogen la bici para el penúltimo sector del raid, un recorrido de algo más de 20 km donde la velocidad va a ser fundamental para disponer de tiempo suficiente para el tramo final de carrera. Al final, recibo a los dos fieras de vuelta a pedales con el tiempo en los talones, y es que apenas tenemos 1 h para la sección última a pie, donde básicamente el recorrido supone dar la vuelta a los mallos, con un desnivel de unos 600m+. Salimos Adrián y yo, tras comprobar que tengo piernas para correr, y dejamos que Noé disfrute ya del merecido descanso. El trazado es exigente, con una primera subida a plomo para ganar todo el desnivel y comenzar el rodeo a los mallos. Optamos por el ascenso por el mismo barranco por el que comenzamos el raid, no sin discusión de por medio. De nuevo el cocktail de ganas, presión competitiva, cansancio, tiempo ajustado y demás sensaciones que se viven en una prueba de este tipo puede resultar indigesto si no se hace una buena lectura de los momentos, del ánimo de cada uno y del cuidado del propio concepto de equipo y conexión de los participantes.
Tiramos para arriba intentando coger un buen ritmo; conocemos la zona y sabemos que el tiempo va a estar muy justo. No fallamos en las primeras dos balizas, pero cometemos un pequeño despiste que nos lima unos minutos para coger el sendero hacia la visera, donde está la tercera baliza. Ya solo nos queda una, pero el reloj hace tic tac con cada vez más fuerza. Tenemos la opción de tirar a por la última, pasar de ella y cerrar el descenso por la circular, o tirar por el mismo camino por que hemos venido. Yo opto por esta última alternativa, porque no veo claro el poder coger la cuarta baliza y se que el descenso por la otra parte de la ruta es de piedra muy suelta, complicado para bajar fuerte o con riesgo fuerte de torcedura o caída. Adrián quiere tirar a por la baliza, y básicamente ve la opción opuesta a la mía, pero yo no creo en entrar en tiempo y me planteo como prioridad no penalizar con el tiempo. Escogemos mi alternativa y hacemos un descenso a auténtico ritmo de carrera, de los que solo se pueden hacer cuando te has jodido a entrenar horas y horas de trail, y que te pone la sonrisa en la boca. Picamos en el control con un par de minutos de margen, y lo disfruto como un éxito. Las primeras valoraciones hacen que nos olvidemos de darnos un jodido abrazo porque acabamos de terminar el raid...otro año que perdemos el premio al equipo más emotivo!!!!
Al cruzar la línea de meta, en cuestión de minutos ya vuelve nuestra vida, solo nos regalamos un plato de pasta y unas albóndigas antes de comenzar el regreso a casa para ver a los mini SinRumbo y susurrarles que, una vez más, sus papás no traen medalla, que han cometido fallos de estrategia, que han sufrido otra pájara, pero que lo han vuelto a dar todo, y cuando se da todo, quien no se sienta ganador es que tiene puesto el listón unos centímetros más alto de lo que debiera...