Crónica del Eiger Ultra Trail y Trail Valle de Tena
Integrantes Sin Rumbo: Rober y Capi Roche en el TVT
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Han
pasado ya algo más de 24h de mi cruce por meta en el Trail Valle de
Tena. Fin de temporada y tiempo para poner las piernas en alto y cambiar
las zapatillas por el teclado, que se acumulan las crónicas de este
verano!!
El pasado mes de julio los tediosos entrenamientos por
las Planas y las siempre gratificantes salidas por el Pirineo cobraban
sentido mientras me veía en la línea de salida del Eiger Ultra Trail. El
pueblo de Grindewald se vestía de gala a finales de julio para celebrar
esta carrera que forma parte del Ultra Trail World Tour. Una aventura
que se gestaba el año anterior mientras disfrutaba de unas vacaciones
por este territorio mágico que es el Jungfrau y el Oberland bernés, en
el Cantón suizo de Berna. Una visita a la familia que vive por estas
tierras y su ilusión por la montaña y por el espíritu que descubrieron
asistiendo al paso de corredores en el UTMB, terminó en mi inscripción
para este ultra de 101 Km y 6700 m de desnivel positivo...gracias Marta,
Pablo e Iguacel!!
Ni mucho menos me encuentro solo en la línea
de salida; junto con los cientos de corredores tengo un support team de
lujo, con mi familia maña al completo...M, P, los Lolos, Iguacel, Irene y
Albi dándolo todo e insuflándome energías y ánimos que fueron
alucinantes.
Trazado no excesivamente técnico, con pistas y
senderos excelentes para correr pero con los clásicos desniveles
infinitos que caracterizan a los Alpes. El perfil de la carrera esconde 3
km verticales, con dos joyas que son el ascenso al Faulhorn con sus
2681 m y la que considero uno de los ascensos más brutales que he
sufrido en mis piernas, el ascenso a Mannlichen desde Wengen.
Salida
nocturna con un amanecer espectacular bajo el pico Wetterhorn y con
rumbo a la zona alta de la estación de First, donde se vuelve a subir
después de un atronador descenso pistero y la primera de las subidas
potentes de la carrera. Piernas ya calentitas y listas para afrontar el
ascenso al Faulhorn para poner rumbo al sector más alejado del Eiger,
llevándonos sobre Interlaken y a través de Schynige Platte, manteniendo
el estándar de vistas memorables que ofrece las carrera...un auténtico
espectáculo. Alcanzo el Faulhorn con buenas sensaciones y disfruto del
buen rollo de los avituallamientos. Una vez más, los voluntarios son el
alma de las carreras.
Ya he pasado el km 30 y tengo cada vez más
cerca la base de vida sobre el km 55 donde seguro tendré a la familia a
tope. Eso si, antes tengo que lidiar con el segundo de los descensos
salvajes que me deja tocado pero no hundido! Una incipiente tendinitis
en la rodilla me obliga a buscar las opciones de trote más cómodas pero
la pendiente de algunos tramos de bosque no ofrece ninguna posibilidad
más que joderse y tirar para abajo.
Alcanzo la base de vida con
Pablo e Irene recibiéndome a pleno pulmón...vaya alegría el verles! Unos
metros más abajo ya en el avituallamiento me espera el resto del
support team. Sus ánimos me hace olvidar los 55 km que ya cargo en las
piernas. El coger a Albi en brazos inolvidable, seguro que dentro de
unos años volveremos y recordaremos esta aventura in situ.
Cambio
de ropa, ajustes básicos, un breve masaje en mi rodilla maltrecha y
algo de comida para afrontar el coco de la carrera. El tramo Burglauenen
- Wengen - Mannlichen acumula unos 1500 m de desnivel positivo, con
terreno muy empinado y el ascenso final a Mannlichen sorteando los para
aludes que descansan bajo la góndola que parte de Wengen. La tendinitis
no remite y especialmente cuesta abajo limita mi velocidad de crucero,
así que alcanzo Wengen algo fastidiado moralmente por la certeza de
saber que no se trata de una molestia pasajera...
Avituallamiento
en Wengen con buena animación por el pueblo y una panorámica de lujo
que el ascenso que me separa de Mannlichen y del segundo punto donde
espero ver a la familia. Así que recargo líquidos, me tomo un gel y tiro
para arriba a ver que pasa. Cuando aparecen las molestias, justo detrás
vienen al rebufo las incertidumbres, y la sensación me recuerda a los
dibujos cuando un angel y un demonio revolotean junto a la cabeza de
algún personaje pujando por guiar su destino...
Cuesta arriba me
defiendo bien, y veo que incluso avanzo posiciones en un terreno que se
empina y empina según abandonamos un bosque y comenzamos a buscar el
amparo de los para aludes. Y de repente, cuando iba jodido a tope,
intentando evadirme del calvario de sendero, escucho un Roberrrrrrrrr
que retumbó en el valle. Levanto la vista hacia la cumbre de Mannlichen y
aunque no les distingo se que ahí arriba tengo a la familia a tope, así
que el motor comienza a carburar, me vengó arriba y tiro de todo lo que
llevo sin parar hasta cima. Cuando les alcanzo la emoción me tiene al
borde de la lagrimilla. Veo el mirador desde el que con unos prismáticos
me tenían controlado, y la ilusión con que me reciben es el factor
clave que me determina a acabar el ultra, cueste lo que cueste.
Tengo
por delante 30 km de terreno ya conocido, y ahora sólo queda saber
cuanto voy a poder forzar el ritmo. Mientras tanto alrededor del Eiger
comienza a crecer Mordor...nubarrones muy negros y camino al descenso de
la mítica pista de ski de lauberhorn me caen las primeras gotas. Tengo
el anochecer acechando y todo pinta que me va a pillar una buena
tormenta. Al final la cosa se complica más de la cuenta y se neutraliza
la carrera por tormenta eléctrica durante unas eternas 3 horas que las
paso en unos lavabos de una cabaña cerca de la estación de altura de
Kleine Scheidegg, a los pies de la cara norte del Eiger. Coincidimos
unos cuantos corredores en el mismo punto y no queda otra que pasar el
rato con la cabeza apoyada en un váter...
Se reinicia por fin la
carrera con un tramo final acortado al eliminar el paso por Eiger
Gletscher, una estación de tren que poco más y la cascan en la cumbre!
Llevo las piernas acartonadas hasta decir basta pero aún con todo
comienzo al trote para intentar entrar en calor y ver si este rato de
descanso me permite forzar un poco. La cosa funciona aunque finalmente
tengo que alternar trote y andar en las bajadas más pinas porque los
muelles ya dan poco más de sí. Sólo queda apretar los dientes y sufrir
el último bucle antes de volver a pisar las calles de Grindewald.
Las
llegadas de madrugada excepto en Ibiza son siempre descafeinadas por la
falta de público. Aun con todo, ahí me encuentro en la línea de meta a
Pablo, Manolo e Irene esperándome estoicamente. Ya sólo queda darnos un
abrazo y buscar la ducha antes de unas horas de merecido
descanso...finisher del Eiger ultra trail.
Durante las
siguientes dos semanas, aprovechamos la familia para recorrer Suiza y
disfrutar de una ola de calor absolutamente inusual por estos lares.
Días de camping, de paseos tranquilos y de unos paisajes espectaculares,
culminando con una visita a Zermatt y un trekking ligero alrededor del
Cervino y el Monte Rosa.
Y sin darme cuenta me planto de nuevo
en caso y ya en agosto. Vuelta al curro y a sacar ratos para volver a
coger algo de ritmo antes de la prueba más personal que he corrido, la
que más me toca la patatita...el trail Valle de Tena. Se que llego con
la pierna fatigada, y la tendinitis de suiza aunque mejorada seguramente
no está 100% ok para someter a las piernas a otro ultra, pero en cuanto
el viernes de la carrera aterrizo en Panticosa y veo el ambiente, se
que no hay marcha atrás, hay que ir a por todas en esta primera edición
del trail. Esta vez esto con Roche, así que seguro que al menos 5 ó 10
minutilllos nos hablaremos durante la carrera!!
Salida a las 5am
con cerca de 200 corredores y buen ambientillo. La tarde anterior como
sí nada charlando con un tal Bruno Bunod de la vida...y ahora ya listo
para encarar el primer sector hasta el Balneario de Panticosa.
Territorio bien conocido con un primer ascenso ya interesante buscando
el collado de Yenefrito y el ibón de Catieras. Llegando al ibón
disfrutamos del amanecer y de un día completamente despejado para
disfrutar de un carrerón, que puede consideres la antítesis del Eiger
Ultra Trail...terreno técnico, ausencia de sendas, dificultad para
correr constante y trazado muy muy montañero...
Así nos vemos
collado arriba collado abajo buscando los ibones de Brazatos para
enganchar la GR rumbo a los ibones Perforaos y el desvío hacia el
collado de Xuan e ibones de Lavaza. Y todo esto en los primeros 25 km y
sin contar con el descenso hasta el Balneario que ya pone a prueba las
piernas en una bajada larga y mantenida. Espectacular los pasos de
collados y el paisaje en general, por más que resulte familiar. Me
encuentro con voluntarios conocidos de Panticosa que me recuerdan el por
qué estar aquí es tan especial, y es que un poco Panticuto me
considero!! A pesar de parar poco, rozo las 6 horas para alcanzar el
Balneario, y estoy a mitad de clasificación...a más de uno este sector
se le hizo eterno...y más todavía cuanto tienes frente a ti como un
espectador más el Garmo Negro, esperando a que le visites en el segundo
tramo de la carrera.
Avituallamiento del Balneario con ambiente y
con la familiar de supporters!! Hasta Roche recibe la ayuda de los
Vázquez mientras intenta recomponer un poco su tobillo maltrecho...mala
pinta. Comemos y recuperamos algo de fuerzas antes de tirar rumbo al
Garmo. Otro clásico que conocemos bien pero que no no por eso se va a
hacer menos duro. Subida a plomo buscando la línea más directa.
Aprovecho los arroyos en altura para hidratarme a tope porque el calor
pega de lo lindo, y pole pole rumbo al collado para encarar el tramo
final. Notas de gaita resuenan en la cumbre...una pasada de no ser
porque Roche y Jorge, un amiguete gallego, tienen que poner fin a la
carrera. Tomada la decisión, se que de nuevo me toca una aventurilla en
solitario, así que nada, me pongo camino hacia el refugio de Bachimaña.
Tramo que no conocía del todo y donde tengo que andar un tanto atento a
la señalización de carrera. Siempre en moderado descenso buscando una
larga diagonal que nos pone en el tramo final de la cuesta del
Fraile...unos minutos más y ya estoy en el refugio.
El tramo
siguiente más que conocido, uniendo a través del GR los refugios de
Bachimaña y Respomuso a través del collado de Tebarray y pasando por los
ibones Azules. Me cruzo con Jesús de Panticosa que también esta
colaborando como guía voluntario, y me llevo unos cuantos ánimos para
tirar pa'rriba. Alcanzo Tebarray con buenas piernas y tras el descenso
algo delicado por el collado voy disfrutando de la tarde rumbo a
Respomuso. Este tramo muy corredor y con unas vistas espectaculares.
Como siempre mucho ambiente en Respomuso y un buen avituallamiento donde
recargar pilas antes de cruzar la presa rumbo al collado de Musales, el
segundo tramo inédito para mi. Aquí ya voy solo y los cerca de 600 m de
desnivel se me pasan bastante rápido entreteniéndome en cualquier cosa y
tratando de mantener un ritmo de subida constante. Alcanzo el collado y
de nuevo voluntarios conocidos del valle. Me uno con Manuel, otro
corredor que según descubro es todo un veterano en este mundo del trail,
y comenzamos el descenso hacia La Sarra. Me mantengo conservador porque
hace rato ya he comenzado a notar alguna sobrecarga en la rodilla y se
que la tendinitis puede aflorar en cualquier momento. Aún con todo,
procuro llevar un trote suave y agradezco alcanzar Ibonciecho y su pista
forestal, aunque la disfruto por poco rato porque el descenso
constantemente busca atajos con los senderos que han habilitado para
bici y senderismo. Aquí me adelanto a Manuel y tiro a mi ritmo buscando
La Sarra, que alcanzo recién anochecido y con la sorpresa de encontrarme
a todo un clan panticuto animándome, con Irene y Manolo a la cabeza. Y
esta vez Manolo desde las tripas de la carrera porque está colaborando
como voluntario. Gracias a Susana, Javi, Pablo, Conchita, Isabel, Carlos
y alguno más que igual me dejo por los ánimos!!!
Parada
tranquila disfrutando de la familia y amigos, y cambio de zapatillas
para resetear un poco las fuerzas y tirar rumbo al collado de la
Foratata, el último coco de la carrera. Son cerca de 800 m de desnivel,
pero con un trazado recto recto recto...a plomo. Yo a ratos me veo
haciendo zetas estilo ski de travesía y sólo confio en no verme haciendo
vueltas maria con las zapatillas puestas...
En la subida me
junto de nuevo con Manuel y algún corredor más que nos siguen, y los
ratos de charla cuando la pendiente deja respirar hacen que la súbdita
se haga más amena. La noche espectacular, casi tanto como el regalito de
alcanzar el supuesto collado y ver que el punto de control está justo
en frente, separados por una hondonada que toca baja y remontar...pero
ya estoy arriba y casi huelo la parrilla que se están preparando los
voluntarios!!
Fuerzas justitas pero ánimos renovados porque
Sallent ya está cerca. Tramo de descenso buscando Formigal urbanización y
la carretera de subida a La Sarra...las ganas de correr ya flaquean y
alcanzo Sallent andando y con la mente puesta en el último escollo que
conozco de memoria. Genial recibimiento en Sallent de un grupo de niños y
punto de control donde descansó lo justo para no perder comba y enfocar
el último sector.
A la altura de Lanuza cogemos el desvío
hacia el mirador de Sierra Plana. Última subida que se ceba con nuestras
fuerzas porque el ritmo que llevamos por momento es digno de Semana
Santa. Por suerte ahí están un par de voluntarios desde el mirador a
grito pelao mandando ánimos, así que no queda otra que apretar y llegar
hasta ellos para echarnos unas risas y picar un poco de chocolate y
galletitas saladas.
Ahora si, ya estamos en casa. Sólo queda
alcanzar el collado de la punta Cucuraza y coger el bosque en descenso
ya continuo hasta Panticosa. Este tramo lo realizo a solas con el
frontal, y aunque nunca había estado por aquí de noche, me resulta tan
familiar que ganas me dan de apagar el frontal, pero entre piedras y
raíces me puedo juegan una gracia de fin de fiesta.
Otra vez de
madrugada, y otra vez incombustibles Irene y Manolo esperándome en línea
de meta...cerca de 22 horas y media, y una primera edición del trail
que ahora si comienza a saber a gloria.