Día electoral. ¿Qué mejor plan tras pasar por las urnas que una salida mañanera en BTT?.
En este atípico invierno sin apenas nieve apetece más seguir pedaleando que calzarse los esquís, así que nos juntamos en Boltaña Martín Campoy y un servidor para hacer la ruta 4 de Zona Zero (Miradores de Aínsa y Morillo).
Salimos desde Boltaña conectando con Aínsa por la escollera del Ara, para una vez en la rotonda de salida hacia Barbastro, encaramarnos progresivamente por pista al espectacular Cerro de Cotón, con unas vistas espléndidas del pantano de Mediano y de todo el valle del Cinca. Eso si, como en el enduro todo tiene su precio, la subida se me hace difícil técnicamente, descabalgando en bastantes ocasiones y de nuevo echando de menos una bici más adaptada a estos terrenos. Menos mal que mi compañero me prestó la suya un rato, a ver si de una vez por todas me acabo de convencer que estas rutas no son las más apropiadas para una bici rígida.
Tras tomarnos un té y hacer varias fotos empezamos el descenso hacia Morillo. De nuevo las paso más .... que Caín, en una bajada vertiginosa llena de piedras sueltas y lajas contraperaltadas... ¡Martín, espérame abajo!. Desde Morillo, tras hacer un pequeño tramo de carretera, empezamos la subida hacia Partara, dejando a la izquierda el desvío de Bruello. La idea era seguir la ruta de Zona Zero, perfectamente balizada, pero un cartel de batida de caza poco antes de llegar a la cima nos obliga a desviarnos hacia un descenso alternativo; Partara Express. Esta bajada fue incluída en las Enduro World Series de septiembre y estaba en un estado perfecto; limpia y acondicionada para que los monstruos de este deporte vuelen por encima de piedras, troncos y curvas. Nueva exhibición del pibe, que me deja una vez más ojiplático y con los dientes pegando en el suelo.
Desde Aínsa a Boltaña de nuevo por la escollera, en busca de esa cerveza que remate la jornada.
En resumen; rutaca corta pero difícil y explosiva, maravillosa en lo paisajístico y con la compañía de unos de los mejores bikers locales... , ¡y sólo me caí dos veces!. ¿Qué más se puede pedir?.
