Alta ruta circular Remuñé - Tusse Remuñé - Portillon d'Ôo - Seil de la Baque - Pico Royo - Coll sup Literola - Remuñe
31 de marzo y 01 de abril de 2012
Ya han pasado 3 días pero aún tengo tan reciente la actividad, que casi en cualquier lugar tan solo me hacen falta unos segundos para evadirme de la rutina laboral y transportarme a Benasque y a las laderas nevadas que aún esconde el Pirineo más allá del Valle de Remuñé. Pero empecemos por lo primero, y es agradecer a Jorge García-Dihinx de La Meteo que Viene su infatigable pasión por descubrir el Pirineo y por compartirla en esta ocasión con una pequeña delegación de los Sin Rumbo (Adrián y Rober).
Pero cuando el bip-bip del despertador suena a eso de las 5am en la madrugada de un sábado en Zaragoza, uno se plantea muchas cosas, desde si debería bloquear el email de Adrián para no recibir más sugerentes invitaciones, o plantearme si no podría encontrar uno aficiones un poco más respetuosas con el derecho al descanso en el fin de semana...
5.45am...aparcando el coche en casa del Capi y poniendo rumbo en la furgo en busca de Alex y Donato, habituales de las rutas de La Meteo. Tenemos por delante cerca de 3 horitas de coche para encontrarnos con el resto de la tropa que ha decidido retar a los 3miles del Pirineo durante un fin de semana. Cuando aparcamos el coche en el tramo final de la carretera que da acceso a La Besurta, aún conservo un buen puñado de legañas, pero ya tenemos sobre nosotros un cielo azul inmaculado que promete buen tiempo y....calorcico rico!! En total somos 12 integrantes (Jorge, Alex, Campos, Donato, Marie Claude, Alfredo, Enrique, Joan, Xavi, Adrián y yo) los que a eso de las 10 am comenzamos a remontar el Valle de Remuñe. Tras escasos minutos con los skis en la chepa, por un momento nos las prometemos felices cuando avistamos las primeras manchas de nieve, pero el camino de verano y su orientación sur ganan la partida al poco rato y ya tenemos que colgar de nuevo las tablas a la espalda. Cruce del río, primer detalle de calidad de aquí el mister metiendo un ski en un arroyo y poniendo en jaque a mis pieles de foca (resistieron!!), y cambio de rumbo buscando la ladera derecha del valle, de orientación N y donde la nieve parece esconderse de los rayos de sol.
El primer objetivo de la mañana es el portal de Remuñé (2817 m), coronando el valle y dando acceso a un primer plano en dirección oeste del Pico Perdiguero, Pico Royo y Picos de Cabrioules, hacia el noroeste, formando en conjunto un muro de roca y nieve que alcanza los 3000 m y que encierra el ibón blanco de Literola. La recompensa de estas vistas supone salvar un primer desnivel cercano a los 1200 metros, donde el sol nos va pegando de lleno mientras remontamos el valle sin una miserable sombra donde cobijarnos. Hemos dejado el bosque atrás, no vemos rastro de otros montañeros por la zona y cuando ponemos rumbo hacia los ibones de Remuñé, ya se nos han unido Xavi y Joan al resto del grupo. El tramo final de acceso al portal de Remuñe nos regala las laderas de mayor exigencia física hasta el momento, flanqueando por el norte el Pico Remuñe y foqueando con un sol de mediodía que paradójicamente me traslada a una travesía por el desierto, esperando por momentos el espejismo de un oasis y un par de camellos; todos dosificamos el agua al máximo y nos agrupamos en el collado para poner en común el siguiente objetivo del día: la cumbre de la Tusse de Remuñé, nuestro tres mil de la jornada.
A estas alturas del día, la mochila comienza a pesar y se nota el extra de material (saco incluido); mientras avanzamos hacia la arista de Remuñe, parte del grupo decide ir directamente hacia el collado inferior de Literola, y es que la sola vista del paso desde el Portal hace replantearse el rodeo en busca de la cumbre, pero nos separan menos de 200 metros de desnivel para alcanzar la cima y la tentación es demasiado fuerte. El recorrido por la arista nos brinda unas vistas sublimes del Valle de Remuñé, hacia el este, y del circo de Literola al oeste. La nieve desde hace horas acusa el efecto del calor, y el foqueo se hace pesado e invita a seguir la huella abierta. Ni una brisa de aire se mueve cuando alcanzamos la cima de la Tusse de Remuñé; el piscolabis de fuet, queso y pan de cereales sabe a gloria bendita...
Mientras Enrique y Jorge aprovechan para probar suerte con la cima del Pico Rabadá, el resto recuperamos fuerzas y yo personalmente cambio el chip para disfrutar de la primera skiada del día. Aunque poca cosa en comparación con lo que estaba por venir, el glorioso descenso al lac du Portillón desde el collado inferior de Literola. De nuevo rozando los 3000 metros, gozo como un enano de cerca de los cerca de 500 m de desnivel negativo, con una pala de orientación oeste que nos guarda la mejor nieve del día. Giros, giros y más giros...me he olvidado a estas alturas por completo del cansancio del día, y solo rezo por que se prolongue un poquito más la siguiente pala según vamos acercándonos al lago y a nuestro punto final de la jornada, el refugio del Portillón. De propina, nos toca remontar un última mini pala hasta la cerrada del lago, helado por completo y con auténticos seracs flanqueando su perímetro...por fin una estampa alpina 100% en este invierno tan incierto.
El refugio no está guardado a estas alturas del año, pero tenemos camas y mantas, lo que lo convierte por derecho propio en un 5 estrellas, rozando casi el resort gran lujo de no ser por un pequeño detalle sin importancia...no hay agua!! Pero no problem porque rápidamente el Capi se una a un destacamento en misión humanitaria que vuelve a calzarse los skis para buscar agua; con el lago al lado, todos pensamos que será pan comido, y esa relajación nos lleva a acabar tumbados en las camas, bien tapados con las mantas mientras aprovechamos los últimos rayos de sol para secar ropa, intentar devolver mis pies y calcetines a su estado natural, y calentar un poco el alma. Mientras tanto, nuestros aguadores las pasan putas improvisando técnicas y artilugios para canalizar los hilillos de agua que recorren la roca. Lejos queda la idea de un arroyo o corriente de agua donde hundir tranquilamente las botellas para llenarse; el relato que nos hacen después los héroes de la hidratación nos hace echar unas buenas risas mientras yo imagino al Capi disfrazado de la ardilla de Ice Age, cambiando la preciada bellota por el agua de mi camel-bag. Creo que a ellos también les hizo mucha gracia encontrarnos panza arriba en las camas cuando nos imaginaban preparando todo un dispositivo para el deshielo de nieve con el que contar con agua para la cena...la que traen ellos cotiza en bolsa!!!!
Más risas en la cena, mientras damos caña a los hornillos para deshelar nieve y comemos como leones para llenar las reservas y quitarle peso a la mochila. La mesa es un auténtico buffet, y aquí se ven las dotes y gustos culinarios del personal. Desde seitán y salmón hasta albóndigas en un envase tipo astronauta, pasando por el queso y embutido de toda la vida, sin olvidarme del pan de cereales (vaya ladrillo, con este pan Adrián y yo estamos convencidos una persona puede resistir una glaciación). Con la tripa llena, tan solo me separa de la cama mi cita con el WC a la luz de las estrellas...un clásico de la montaña!!!
El objetivo para la noche es la generación solidaria de calor, así que nos agolpamos casi todos en una misma habitación para combatir el frío; previamente Donato ha confirmado durante la cena que el agolpamiento de humanos sudados y hambrientos en altura genera aparte de risas y anécdotas, calorcito.
Noche superada y segunda jornada de la travesía con el Seil de la Baque (3110 m) como joya del día. Seguimos aligerando la mochila durante el desayuno, cargamos pilas, echamos unas risas de nuevo mientras calentamos el cuerpo con unas infusiones y preparamos trastos para partir. Comenzar una jornada de ski de travesía con el cruce de un lago helado sin duda promete, y de nuevo tenemos un cielo azul imponente que nos recuerda que vamos a volver a pasar mucho calor. Tenemos algo menos de 600 m de desnivel a cubrir, bastante directo por lo que nada más salir de la zona de sombra ya nos sobra toda la ropa. Unas cuantas "z" y un poco de paciencia nos pone justo en frente de la cima del Seil de la Baque, donde foqueamos en una prometedora nieve polvo mientras buscamos la arista cimera. Tiempo para dejar skis aparcados y calzarse crampones; afrontamos el ascenso desde su vertiente occidental, dejando paso al Capi para afrontar la subida a cima junto con buena parte del grupo, mientras yo me conformo con alcanzar un primer cresterio donde a cual sarrio disfruto de las primeras luces por encima de nuevo de los 3000 metros...unas vistas gloriosas. Desciendo junto con Donato hasta los skis, y ahora sí, miro la pala de nieve polvo que queda bajo nosotros...sin comentarios, los pelos como escarpias!!!! Aunque la nieve polvo pronto desaparece, ya con todo el grupo reunido de nuevo continuamos el descenso hacia el lac du Portillón para flanquearlo por su límite sur, hacer un acopio de fuerzas y volver a mirar hacia arriba, esta vez con la vista clavada en el collado superior de Literola (3082 m). Disfrutamos de una subida por sombra, lo que nos da una tregua y permite gozar de un poco de frescor mientras vamos trazando "z´s"...mientras vamos ganando altura, el grupo se va estirando y cada uno va buscando su ritmo, gestionando energías y reservas de agua; a estas alturas ya llevamos unos cuantos metros de desnivel acumulados, y aunque siempre hay tiempo para unas risas, las caras por momentos dejan ver que ya no estamos precisamente frescos como rosas. Pero puestos a jodernos y a sufrir, que menos que aprovechar para hacer un último ascenso a una nueva cima, el Pico Royo (3103 m). Nos exige un pequeño desvío en dirección norte antes de alcanzar el collado superior. Otra vez tenemos el sol por compañero de travesía, de manera que las últimas lazadas nos exprimen un poco más...una ración de agua se paga cara a estas alturas!!!! Cima en skis y tiempo para fotos y reponer energías; debajo nuestro, el ibón de Literola y una bajada prometedora, skiada poco comprometida con pendientes no muy exigentes pero que nos permiten disfrutar como enanos y disipar un poco del cansancio del ascenso...
Alcanzamos el desagüe del ibón y nos toca otra transición para volver a alcanzar el Portal de Remuñé y buscar la traza de subida para iniciar el regreso a los coches. La opción de circular por Literola se desecha porque promete muy poca nieve. A estas horas, la gente normal seguramente disfruta de unas cañas en cualquier terracita del valle, pero nosotros tenemos por delante unos cuantos metros de descenso por un nieve muy primavera, algo traicionera sobre todo con las piernas cansadas. Poco a poco, la skiada va cogiendo tintes de supervivencia, intentando consumir las mínimas energías y avanzar todo lo posible; de las primeras palas donde probamos estilos y técnicas de giros, pasamos al ratoneo puro y duro haciendo lo posible e imposible para no remar más de la cuenta. Alcanzamos los ibones de Remuñé y poco más abajo, gozamos de nuestra charca de Shrek particular para rellenar botellas y refrescarnos un poco; a partir de aquí la nieve comienza a escasear, y terminamos por perder la traza del camino de subida, conformándonos con otro sendero de bajada, ya con los skis a la espalda, que nos pone de vuelta en el asfalto de la carretera y a escasos 200 m del coche...al final había que currarse una circular y circular conseguida, con variante final de descenso!!
Aunque no hay circular que se precie sin una buena jarra de cerveza helada, o una longaniza de la tierra, o un par de huevos fritos...y os aseguro que para eso siempre quedan fuerzas!! Mientras devoramos nuestros platos combinados en Benasque, la lluvia nos recuerda que este Jorge es bastante fino con sus predicciones...fino fino!!
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