II Km vertical a Oturia (5,8 km)
V Osan Cross Mountain
21 y 22 de abril 2012
Integrantes: Noé y Rober (y el resto de los sin rumbo?????...ni digo na´!)
Hace
ya una semana de este fin de semana campestre por los alrededores de
Sabiñánigo (Huesca), y ya se que este post debería estar colgado hace
días, pero quiero aprovechar el foro de los SinRumbo para reivindicar lo
sacrificada que es la vida del corredor amateur de montaña, pseudo
cronista de los SinRumbo y discípulo de Burpee Crew...pero si a todo
esto le unimos el tener que trabajar de vez en cuando, no olvidarse de
la bici de montaña, ni de pasar el aspirador...y encima me meto en el
embolao de casarme, pues tiempo lo que es tiempo voy un poco justo!!!!
Pero aquí estamos disfrutando de un día de puente y de la
maravillosa lluvia que parecía nunca llegaba. Pero volvamos atrás una
semana y situémosnos en Javierre del Obispo, a eso de las 8.30 de la
mañana de un sábado. Cuando aparco el coche, ya hay bastante ambiente en
este pueblecito situado al pie de la ladera W de Oturia. El día promete
fresquito, y aunque de momento no llueve en el pueblo, la organización
ya nos advierte que en la cima de Oturia precisamente no está el tiempo
para echarse sobre la hierba a tomar una cervecita. Noé debe estar ya
también por aquí, ha venido con otro grupo de amigos que son unos fieras
en esto de las carreras, y ni que decir tiene que algo tienen que ver
en sus entrenamientos secretos (se merecería una entrada aparte en el
blog hablar de las tácticas de los SinRumbo de cara a los
SkiGames...algunos recordareís al creador del Rincón del Brasas,
desaparecido en combate desde hace meses, y entrenando en el más puro
ostracismo, una pasada)
La prueba es contrareloj al más puro estilo, saliendo de uno en uno,
así que pongo cara de poker cuando me entero que salgo en cuarta
posición. Yo no se mucho de esto, pero en el Tour de Francia los
primeros en la crono suelen ser los más paquetes...prefiero pensar que
ha sido un sorteo!!! No llego a ver a Noé y ya me tengo que poner en la
línea de salida, justo tengo por delante a un señor francés con el que
ha cruzado un par de palabras calentando; de momento, es mi única
referencia. Pistoletazo de salida y a correr se ha dicho; en menos de un
par de minutos ya estoy fuera del pueblo y comenzamos el recorrido por
el monte atravesando una zona de margas muy características de la zona,
al ser un terreno bastante erosionable que da lugar a múltiples
barranqueras. No tengo ni idea del recorrido, y cuando adelanto al
compañero francés, caigo en la cuenta que acabo de quedarme sin la única
referencia que tenía hasta el momento. Menos mal que en el fondo esto
no parece muy complicado, sólo tengo que seguir cuesta arriba hasta que
se acabe el monte y alguien me diga que ya puedo parar...me he
convertido en un Forrest Gump del Pirineo, pero eso si, con altímetro...
Comienza una fina lluvia, sigo más solo que la una, y como llevo la
lengua fuera, pienso que voy a buen ritmo, así que venga pa´ arriba. El
suelo comienza a embarrarse un poco, y agradezco haber escogido subir
con palos. El cambio de vegetación, las primeras manchas de nieve y el
inicio de la niebla, lejos de desalentar, me sirven de aliciente al ser
indicadores de un cambio de altura importante con respecto al punto de
salida. Todavía tengo cerca de 400 m de desnivel cuando me pasa un
primer corredor; va fuerte y con un ritmo que no seré capaz de seguir,
por lo que le deseo suerte y yo a lo mio. Por fin un corto tramo más
llano donde puedo trotar a más ritmo y cambiar la zancada para despertar
las piernas; dos nuevos corredores me alcanzan, pero esta vez puedo
unirme a su ritmo y contar con una referencia externa para contrastar
mis sensaciones. Intercambio un par de palabras con uno de ellos, al que
se le ve experimentado y conocedor de la ruta, confirmando mi lectura
del altímetro; me queda un último apretón!! El tramo final ya en mitad
de la niebla, con nieve suficiente para notar el fresco pero de momento
sin incomodar demasiado en la carrera; la organización ha puesto un
cordel de referencia para guiarnos en el ascenso, y los gritos de
aliento de algunos voluntarios me animan a dar un punto más de
intensidad y seguir el ritmo de los corredores que tengo a tiro...noto
en el tramo final como ahora sí estoy exprimiendo fuerzas, intentando
ignorar el hecho de que la subida final es posiblemente de las
pendientes más acusadas del recorrido, y que cada resbalón en la nieve
hace que se me tensen las piernas y amenacen con un calambre...
Casi ni me doy cuenta que entre la niebla hay un refugio improvisado
con un techado de lona; solo tengo que salvar una corta pedrera y
alcanzo la cima de Oturia, con cero vistas a la redonda, una niebla
cerrada, una mezcla de lluvia fina y agua-nieve, y unos cuantos miembros
del staff que me dan tiempo de llegada y me invitan a abrigarme,
recuperar aliento e iniciar la bajada para no coger frio...así que casi
sin darme cuenta estoy iniciando la vuelta a Javierre, sin haber visto
siquiera una mísera panorámica cimera...Han sido 1h02min de esfuerzo, el
mío sentido en el aliento y en cada músculo de mis piernas; el de Noé y
resto de participantes reflejado en sus caras mientras me cruzo con
ellos en lo que en ocasiones se transforma en un auténtico drama épico, y
me hace reflexionar si realmente he buscado hoy mi límite del mismo
modo que parecen buscarlo aquellos que ni siquiera levantan la mirada en
su búsqueda de la que hoy es la cima invisible de Oturia.
De vuelta en Javierre del Obispo, coincido con Noé e intercambiamos
sensaciones; hoy Noé no se ha sentido especialmente cómodo, y eso quiere
decir que no ha volado, pero ya tiene la cabeza puesta en el día de
mañana...el maestro no descansa!! Y ahí le dejo con sus colegas mientras
yo y un par de trozos de tortilla ponemos rumbo al coche para volver a
Panticosa.
El domingo comienza con un nuevo madrugón, esta vez con Irene de
copiloto y la lluvia dando una tregua. Tengo infinita confianza
depositada en el pedazo plato de pasta que comí ayer, el ratito de
siesta y la tranquilidad de Panticosa fuera del ajetreo de la temporada
de ski.
Llegamos a Osan con el tiempo justo para encontrarme de nuevo
con Noé y calentar un poco motores. El maestro ya conoce el recorrido, y
fiel a la filosofía Roche, me exige exprimirme, que para eso hemos
venido hasta aquí; yo iba con la idea de seguir cogiendo km en las
piernas de cara a los skygames, pero casi sin darme cuenta Noé me ha
situado en segunda línea de salida; tengo justo delante un primer tramo
recto de escasos 10 metros antes de una curva a izquierdas con un
estupendo charco que prácticamente abarca todo el camino, así que
efectivamente más me vale correr si no quiero quedar embarrado por más
de 350 corredores que tengo justo detrás mia...
Tras la salida, pierdo a Noé por escasos minutos, y luego más tarde
me entero que ha tropezado justo a la salida del pueblo; camino a Yebra
de Basa, el recorrido alterna un par de tachuelas, terreno fácil de
correr y unos cuantos tramos donde el barro exige andar con un poco de
talento. Ya tengo a Noé justo delante mio, ha cogido un buen ritmo y nos
hemos situado en uno de los grupos de cabeza, intentando coger buenas
referencias. Los arroyos han vuelto a coger brio después de las últimas
lluvias, y tenemos que cruzarlos sin pensar demasiado donde pisan los
pies porque el ritmo es rápido y me dejo llevar por la corriente de
corredores. Por desgracia, no va a ser este ritmo una constante en la
carrera, porque en breve comenzamos el ascenso en dirección a la cascada
del Chorro y la ermita de la Cruz. Intento mantener la carrera en los
primeros tramos de cuesta, dosificando y ajustando la cadencia para
poder sentirme cómodo en las primeras rampas; justo a esta altura me
sitúo delante de Noé, justo después de haber pasado un primer
avituallamiento donde cojo prisionero un gajo de naranja. El tramo de
subida y mi respiración forzada me impiden hincarle el diente a la
naranja, y la mantengo en la mano confiando pueda encontrar un momento
más propicio; he iniciado el ascenso junto a una chica que va como un
tiro, y me temo que a este paso la naranja llegue a la meta intacta.
Esta vez gozamos de un paisaje asombroso según ascendemos, con Osan y
Yebra de Basa bajo nuestros pies; pasamos del monte al bosque, mientras
buscamos la cabecera de los arroyos que un rato antes cruzábamos en sus
tramos más bajos. Confio Noé sigue mi rastro de cerca, pero lo cierto
es que ya no miro atrás, solo intento forzar el cuerpo a adecuarse al
ritmo de ascenso que llevo junto a la desconocida del día. Ahora voy yo
delante, e intento no bajar la marcha y seguir corriendo siempre que la
pendiente me lo permite. El paso atravesando la cascada del Chorro, a
modo de gruta bajo una poderosa cola de caballo cayendo al vacío, me
recuerda por qué el correr por la montaña...
Un resbalón en el último tramo de súbida me pone al filo de un
tirón, pero me recompongo y sigo tirando hacia arrriba; el bosque parece
quedar abajo, y eso me anima porque se que llevo un buen ritmo de
carrera y las fuerzas de momento acompañan. El paso por el refugio de
Sta Orosia es más que fugaz; ni siquiera paso por el avituallamiento al
suponer un mínimo desvío de la ruta, y justo en un momento donde el
llaneo me ha dado alas. Ya hemos salvado el desnivel positivo de la
carrera, y el ecuador en lo que a distancia se refiere. Me noto una
zancada viva y el ánimo se recarga al dar alcance a un grupete que tenía
minutos antes bastante alejados. Y cuando me siento lanzado en el tramo
rodador de la carrera, alcanzo su cenit y me veo iniciando el suicida
descenso de vuelta a Osan. Decido probar suerte a ver como responden las
piernas, y en el primer km me dejo llevar y la verdad es que disfruto
como un enano; pero son más de 2,5 km de bajada por una pedrera que
terminan por hacer justicia y me veo obligado a bajar el pistón...y
ahora es cuando algunos de los que adelantaba en el llaneo disfrutan de
su momento de gloria, porque hay auténticos piraos del descenso. Las
casas de Isún de Basa me juegan una mala pasada, y ni que decir a mis
piernas, porque por segundos pensaba que ya estaba alcanzando Osan. No
pasa nada, solo tengo que seguir con la maquinaria en marcha menos de 2
km y el plato de migas con huevos fritos será mio!!!!
1h50 min y atraveso la línea de meta, con los siempre agradecidos
gritos de aliento de un buen montón de seguidores de la carrera, y sobre
todo con la jefa asombrada por mi pronta llegada, casi le pillo con la
cámara de fotos en la funda!!
Mientras bebo lo que pillo, entra Noé triunfante en meta...ya sabia
yo que le tenía pisándome los talones. Mientras nos sacamos la foto de
rigor, y se prepara el podium para los ganadores, yo guardo las pocas
fuerzas que quedan para ponerme algo de ropa seca y pedir a gritos mi
trofeo...migas con huevos fritos!!
Con el estómago lleno, ponemos rumbo a Zaragoza, mientras pongo
punto y aparte a mi fin de semana Forrest Gump...corre Rober, corre!!!