Campeonato España Raid Aventura - VI Trofeo Peña Guara
30-31/mayo/2015
Integrantes Sin Rumbo: Noé, Adrián y Rober
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Nuestros
"followers" (se cuentan a cientos!) seguramente habrán pensado que hay
algún tipo de error tipográfico en la entrada de esta crónica...pero
no!!! Los Sin Rumbo han participado en un raid!! Lo que en su día motivó
el nombre del clan, poco a poco se ha ido convirtiendo en una auténtica
coña, puesto que daba la sensación que habíamos desarrollado algún tipo
de alergía a participar en un raid...
Pero ahí está Capi
Roche metiendo caña y sufriendo nuestros vaivenes, pero finalmente en la
noche previa al raid nos encontramos Adrián y yo esperando el AVE de
las 11 de la noche en la estación de Zaragoza para recoger a nuestro
atleta más internacional...vamos Noé!!! Un jodido crack volando desde la
Galia para meter caña por tierras de Riglos.
Los
preámbulos al más puro estilo Sin Rumbo...Adrián tocado de una rodilla,
Noé con la espalda maltrecha después de haber entrenado este invierno en
ski de travesía como si no hubiese un mañana, y yo en buena forma pero
sin apenas dormir en los días previos. De camino a Riglos, ningún tipo
de acuerdo en como afrontar las etapas del raid. Los intentos de Adrián
de profesionalizarnos y meter un mínimo de rigor son vanos...
Noche
de pocas horas de sueño en el refugio de Riglos y a eso de las 6.30 de
la mañana ya estamos organizando la batalla. Ambientazo y un buen montón
de equipos, una fortuna en bicis 29" y un catálogo infinito de
furgonetas.
A las 9am comienza la fiesta, con un primer
sector de trekking de unos 12k y 600m+. Adrián y yo nos ponemos en
marcha rumbo a La Peña Estación, donde está el punto de transición. Como
era de prever, lo primero es remontar el barranco que separa los mallos
del mallo colorao, buscando la zona del mirador de Espinabla. Pendiente
fuerte y aguantando las ganas a apretar pero vamos todos a fila de a
uno. Superado el desnivel fuerte, comienza ya la aventura, empezando los
diferentes equipos a coger distancia y estategias distintas. El trazado
bastante intuitivo, pero aún con todo nos las apañamos para intentar un
par de "sin rumbadas" que nos sitúan en tierra de nadie atajando por
donde ni los conejos pasan. El trayecto mayoritariamente por pista y
terreno muy corredor, así que alcanzamos La Peña con pleno de balizas y
listos para empezar a dar pedales.
Segundo sector de bici,
con más de 30k y un desnivel próximo a los 1200 m+, así que comienzan
las hostilidades. Trazado muy chulo comenzando en dirección a Anzánigo y
con la ribera del Gállego a la vista, para después adentrarnos en
territorio de las sierras de Centenero y Santa Isabel, con el barranco
de Triste para acompañarnos en el cierre de una circular con base en La
Peña. Este tramo lo hago con Noé, el hombre fuerte del equipo en bici.
Hay buena sintonía, y ni siquiera el perder la tuerca del portamapas a
las primeras de cambio nos quita el buen rollo. Desde entonces, Noé
marca la orientación y yo intento mantenerme enchufado con el plano
metido en el culotte hasta que el sudor lo deja inservible. La
estrategia funciona, y salvo pequeños despistes vamos conectando balizas
a buen ritmo y disfrutando de la ruta. Ciclabilidad total del trazado,
con cruces de arroyos, tramos de pedrera, descensos cortos y algún
sector de enlace por carretera sin tráfico para darle ritmo a las
piernas. Volvemos a hacer pleno y ahora solo toca disfrutar del descenso
a La Peña...pero aquí nos encontramos con un sendero de cabras que pone
a prueba nuestra paciencia, intentando no perder ritmo a pesar de tener
que poner pie a tierra en buena parte del sendero y llegar a
cuestionarnos si habíamos elegido el camino correcto (después
confirmarmos que habíamos acertado). Aún con todo, paisaje muy chulo,
con el barranco de Triste a nuestros pies y el embalse de La Peña
queriéndose intuir al fondo. Salvamos el tramo técnico con una vuelta de
campana mía queriendo completar un tramo de descenso, y acabo en el
punto de transición con el disco de la rueda trasera doblado por el
golpe de alguna piedra.
Tercer sector y toca darle al remo.
Ahí dejo a los Roche, y aprovecho para coger fuerzas y comer con un sol
de justicia que anuncia alguna insolación que otra. Estos dos capullos
no me dan tregua y apenas estoy comenzando la digestión cuando me los
encuentro de vuelta y con ganas de afrontar el cuarto sector de
trekking.
Cuarto sector y seguimos con pleno de balizas y
buenas sensaciones, pero ahora ya toca meter más caña con una casi media
maratón con cerca de 1000m+ y una ferrata entre medias. Salimos Adrián y
yo, con un ritmo suave pero mantenido, intentando que las subidas no
nos dejen parados y sin venirnos arriba en los tramos de llaneo.
Seguimos localizando balizas sin mayores problemas, con una primera
parte del sector sin problemas de orientación. En el entorno de la
ferrata, tiempo para meter un poco de alegría en una subida corta pero
exigente que nos pone rumbo a una zona de senderos donde mis isquios
comienzan a quejarse. Intento no perder demasiado ritmo y avanzar en
modo suave para dar tiempo a ver si recupero sensaciones, mientras me
recuerdo beber porque el calor aprieta pero bien. La acumulación de km
ya se nota pero consigo defenderme con el Roche a la cabeza iniciando la
ferrata. La disfruto procurando no tirar de piernas para no ganarme una
subida de isquios o de gemelos en mitad de la pared, y de premio me
gano un descenso de enduro para volver a la pista rumbo a Riglos. Ahora
toca correr y aunque el ritmo no es muy alegre, completamos los 10k
hasta Murillo de Gállego con otro pleno de balizas y el piloto de la
reserva encendido en mi caso.
Ya tenemos la tarde encima y
toca el quinto sector de BTT. Aquí cogemos noche seguro y en vista a mi
estado muscular, les toca a los Roche dar el callo. Mientras los
despido, lucho por encontrar una postura en la que no se me contracture
algún músculo. Finalmente me quedo como un trapo tirado en la esterilla,
procurando coger un poco de fuelle para lo que pueda venir. Cae la
noche en Murillo, y el ambiente no decae, con un continuo llegar y salir
de corredores. Me cepillo unas sardinas y un poco de pasta con la
silueta de los Mallos de fondo, y aunque intento estirar un poco las
piernas, finalmente opto por lo más sensato que es procurar dormir un
poco en la furgo. Así me pillan los Roche cuando regresan rozando la
madrugada. No debo tener muy buena pinta porque directamente me
descartan para el último sector de orientación urbana y paso de cuerdas.
La apuesta es clara...me tengo que recuperar para mañana. La bici no
defrauda y el tramo nocturno hace mella; Noé viene con alguna molestia
en la espalda y la mezcla de esfuerzo y cansancio deja muy poco hueco
para bromas.
Son cerca de las 2 am cuando acabamos la
última sección, con una sección de orientación urbana y el paso de
cuerdas que, en lugar de una actividad chula para romper un poco con la
monotonía del correr y la bici, ha supuesto un dolor de huevos porque se
ha demorado mucho más de lo esperable. Con la luz de reserva encendida,
y rozando el tiempo oficial de corte del primer día, nos ponemos rumbo a
Riglos para pillar la cama. Cerca de 15 horas de actividad que han dado
para un poco de todo, desde las clásicas discusiones hasta alguna que
otra risa que como siempre aporta el mejor de los combustibles para
afrontar este tipo de aventuras. Los tres no tenemos pinta de irnos de
fiesta, y yo especialmente estoy muscularmente acartonado, así que
confio en el poder de la ducha y unas horas de sueño.
Las
7am y de nuevo en pie. Desayuno de equipo con caras un poco largas y
conversación escasa...la gestión del cansancio es sin duda una clave
crítica en este tipo de pruebas. Finalmente salimos Noé y yo en la
primera sección de orientación urbana más las pruebas especiales de
escalada y tiro láser. Optamos por hacer estas pruebas nada más
comenzar, buscando un poco de estrategia y evitar posible tapones de
gente al final de la orientación. Noé hace de tripas corazón y saca
adelanta un 5º grado de escalada con el desayuno todavía en la boca. De
ahí al tiro láser donde nuestra puntería es nefasta y tenemos que ir a
por la baliza de penalización antes de comenzar el sector de orientación
donde funcionamos bien y con algunos tramos de carrera a
4,5´/km...parece que las piernas aguantan! Hacemos pleno de balizas y
los Roche cogen la bici para el penúltimo sector del raid, un recorrido
de algo más de 20 km donde la velocidad va a ser fundamental para
disponer de tiempo suficiente para el tramo final de carrera. Al final,
recibo a los dos fieras de vuelta a pedales con el tiempo en los
talones, y es que apenas tenemos 1 h para la sección última a pie, donde
básicamente el recorrido supone dar la vuelta a los mallos, con un
desnivel de unos 600m+. Salimos Adrián y yo, tras comprobar que tengo
piernas para correr, y dejamos que Noé disfrute ya del merecido
descanso. El trazado es exigente, con una primera subida a plomo para
ganar todo el desnivel y comenzar el rodeo a los mallos. Optamos por el
ascenso por el mismo barranco por el que comenzamos el raid, no sin
discusión de por medio. De nuevo el cocktail de ganas, presión
competitiva, cansancio, tiempo ajustado y demás sensaciones que se viven
en una prueba de este tipo puede resultar indigesto si no se hace una
buena lectura de los momentos, del ánimo de cada uno y del cuidado del
propio concepto de equipo y conexión de los participantes.
Tiramos
para arriba intentando coger un buen ritmo; conocemos la zona y sabemos
que el tiempo va a estar muy justo. No fallamos en las primeras dos
balizas, pero cometemos un pequeño despiste que nos lima unos minutos
para coger el sendero hacia la visera, donde está la tercera baliza. Ya
solo nos queda una, pero el reloj hace tic tac con cada vez más fuerza.
Tenemos la opción de tirar a por la última, pasar de ella y cerrar el
descenso por la circular, o tirar por el mismo camino por que hemos
venido. Yo opto por esta última alternativa, porque no veo claro el
poder coger la cuarta baliza y se que el descenso por la otra parte de
la ruta es de piedra muy suelta, complicado para bajar fuerte o con
riesgo fuerte de torcedura o caída. Adrián quiere tirar a por la baliza,
y básicamente ve la opción opuesta a la mía, pero yo no creo en entrar
en tiempo y me planteo como prioridad no penalizar con el tiempo.
Escogemos mi alternativa y hacemos un descenso a auténtico ritmo de
carrera, de los que solo se pueden hacer cuando te has jodido a entrenar
horas y horas de trail, y que te pone la sonrisa en la boca. Picamos en
el control con un par de minutos de margen, y lo disfruto como un
éxito. Las primeras valoraciones hacen que nos olvidemos de darnos un
jodido abrazo porque acabamos de terminar el raid...otro año que
perdemos el premio al equipo más emotivo!!!!
Al cruzar la
línea de meta, en cuestión de minutos ya vuelve nuestra vida, solo nos
regalamos un plato de pasta y unas albóndigas antes de comenzar el
regreso a casa para ver a los mini SinRumbo y susurrarles que, una vez
más, sus papás no traen medalla, que han cometido fallos de estrategia,
que han sufrido otra pájara, pero que lo han vuelto a dar todo, y cuando
se da todo, quien no se sienta ganador es que tiene puesto el listón
unos centímetros más alto de lo que debiera...
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