Refugio ideal para ir con niños por su accesibilidad y la
gran explanada que lo rodea. Si además tienes la suerte de que te dejen ocupar una de
sus habitaciones en exclusiva, como nos ocurrió a nosotros, el resultado será
perfecto. Esta zona, en el extremo más oriental del valle de Ansó, tiene dos excursiones fáciles para hacer con niños, que
además recorren los bonitos hayedos del entorno del refugio.
Día 1: Foya del Ingeniero: Esta corta pero amena
excursión nace en la misma pradera delante del refugio. Además de ser una ruta
ornitológica, su primera parte se adentra en el bosque por un sendero adaptado
para sillas de ruedas y con varios carteles de interpretación. Y por si fuera
poco, cuenta con varias mesas merendero para parar y tomar algo en medio del
bosque.
Pradera de Linza, con el camino adaptado |
Llegando a la Foya del Ingeniero, con el Txamantxoia detrás |
Al final del sendero adaptado empieza otra trocha que tras una corta subida nos deja
en las praderas de las Foya del Ingeniero, habitualmente ocupadas por las vacas
que pastan tranquilamente al sol. Desde aquí y si se nos ha hecho corta la caminata se puede subir hacia el sureste, siguiendo
unos hitos por el barranco de Petrechema, hasta llegar al refugio-vivac del
mismo nombre. Las vistas compensarán.
Refugio de Petrechema |
Volviendo por la pista |
Día 2: Bosque de Gamueta Salimos de nuevo del refugio para atravesar la pradera y
dirigirnos por una senda hacia el espectacular Paso del Caballo; una brecha en
la roca que cierra al este la pradera de Linza y que nos sirve de puerta hacia
el bosque de Gamueta. Este rincón es realmente bonito, entre rocas calizas y
con el bosque a nuestros pies.
Paso del caballo |
Seguiremos el camino hacia el este, rodeando las faldas del
Chinebral y remontando el barranco de Gamueta por su margen derecha, para a 1490 metros de altura cruzar el río y cambiarnos a la margen izquierda, la más
espectacular puesto que nos mete de lleno en el bosque de hayas de Gamueta. Este mundo de silencio sólo lo rompen los sonidos de los pájaros y el crepitar de las
hojas a esta altura del año. Tras volver a cruzar el río por un puente de
madera, salimos a la pista que nos llevará hasta la carretera por la que
volveremos a subir a Linza. Nos queda el último tramo, de 1,5 kms aproximadamente, que se
puede hacer largo para los niños ya que discurre por la carretera, así que nosotros optamos por dejarlos jugando en las
praderas en las que desemboca la pista con un adulto mientras los demás terminamos el bucle para llegar hasta los coches.
Longitud: 7,5 kms, contando el tramo de carretera.
Desnivel positivo: 293 metros
Dificultades: Ojo con las nieblas.
Edad recomendada: A partir de 5 ó 6 años. No apta para sillas de ruedas. Se puede hacer con mochila
porta-bebés sin dificultad.
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