El croquis de la ruta lo dice todo; se sale de Biescas y tras hacer unos pocos kilómetros de calentamiento por los pueblos de Orós Alto y Orós Bajo nos metemos de lleno en una subida de las que no se olvidan: 1200 metros de desnivel "del tirón", sin apenas descanso y que nos llevarán hasta la cima.
Durante la misma tendremos la oportunidad de coger aire (y agua) en Barbenuta o Espierre, pueblos pequeños pero con gran encanto, que además me hacen recordar a un viejo amigo, Rubén, que por lo que me dicen sus vecinos aún viene por aquí.
Durante la misma tendremos la oportunidad de coger aire (y agua) en Barbenuta o Espierre, pueblos pequeños pero con gran encanto, que además me hacen recordar a un viejo amigo, Rubén, que por lo que me dicen sus vecinos aún viene por aquí.
La vegetación va cambiando poco a poco a medida que ganamos altura hasta llegar al típico prado alpino en el que pastan a sus anchas las vacas que durante el verano están libres por los puertos. Las rampas se van endureciendo en la parte final hasta hacernos bajar de la bici en varios momentos, con el corazón saliéndose por la boca. Aún así, la cima está ya a tiro y finalmente conseguimos llegar al hito que marca la cumbre.
Erata es uno de esos picos que por su situación nos ofrece unas perspectivas espectaculares hacia los cuatro puntos cardinales, abarcando desde el vecino Pelopín al Cotiella, Monte Perdido, Sabocos, Tendeñera, Telera, Oturia, el Serrablo, el Midi d´Osseau..., con mención especial al pueblo abandonado de Otal que escondido entre Pelopín y Erata es delatado por la evidente pista que desde el collado baja hasta la iglesia románica.
Y hasta aquí la parte "rutera". Los sofocados endureros que han sufrido para llegar a la cima tienen por fin su merecido premio; un descenso interminable de senderos por el bosque que cubre la falda norte del pico, que además de ser precioso consigue mantener en todo momento un nivel de dificultad no demasiado elevado, apto para los que bajamos... como podemos. Hay escalones, curveos... pero sobre todo mucha continuidad (o lo que es lo mismo; "flow"). Eso si, cuidado con los senderistas, podemos coger mucha velocidad y hay que ir con mil ojos, que el monte es para todos.
Yésero nos recibe en fiestas, con sus vecinos preparando una comida popular que desgraciadamente aún no estaba servida. Desde este pueblo hasta Biescas aún enlazaremos más trozos de sendero, y algún pequeño repecho que nos llevarán hasta el parque en el que habíamos dejado el coche.
La sensación final es de haber hecho una ruta espectacular, muy bien equilibrada entre la parte de rally y la de enduro y con un ambiente alpino de primer orden. ¡Bravo a los que la idearon!.
Desnivel acumulado positivo: 1242 metros
Vegetación: Recorrido forestal tanto en la subida como en la bajada, con pinos, robles, carrascas y boj. La parte alta está cubierta por prados alpinos.
Dificultad física: Alta.
Dificultad técnica: Algo difícil pero asequible a endureros nivel medio.
Track: pinchando aquí
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