Su ascenso, obligado para cualquier pirineísta que se precie, se puede realizar fácilmente desde el puerto de Larrau, en cuya cota más alta podemos aparcar el coche. Aquí conviven ciclistas y senderistas, cada uno con sus retos y penurias, formando una curiosa hermandad en un entorno único.
Aunque la excursión no tiene dificultades en verano, hay que valorar muy bien la predicción meteorológica. Estamos en un territorio de frontera orográfica, donde rápidamente la niebla puede tapar los caminos y bajar las temperaturas. Además es muy común que sople viento los días despejados, por lo que deberemos ir convenientemente protegidos. Al fin y al cabo no deja de ser un pico de montaña.
La ascensión desde el puerto es corta y directa, salvando un desnivel de 420 metros y plantándonos en la cima en poco más de una hora. La subida registrada en el track va por la fácil pero más escarpada arista oriental, para así luego bajar por la occidental y completar una pequeña circular a la cumbre. Siempre que podamos asegurarnos unas buenas condiciones meteorológicas es una cumbre ideal para iniciar a los niños en el mundo del montañismo, aunque en este caso será imprescindible que no dejemos pasar la oportunidad de adornar la ascensión contando alguno de los cuentos que envuelven a esta montaña.
Puerto de Larrau |
Desde el inicio podemos divisar la cumbre |
Subiendo la parte final, con las nubes bloqueadas en Francia por el viento de sur. |
Cima en familia |
Bajando de nuevo al puerto. |
Desnivel positivo: 423 metros.
Track: Pinchando aquí
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