Riff con Piolet |
Da la impresión de que cada vez se valora menos. Al silencio, me refiero. Incluso muchos piensan que es incómodo o intimidador, o que necesariamente ha de anunciar algo desagradable. Es una especie de tesoro perdido al que casi nadie parece echar de menos. Es más, cuando lo conseguimos, cuando podemos disfrutar de él, encendemos la radio, la televisión o nos ponemos los auriculares del móvil. Para sentirnos acompañados, dicen. Como si el silencio no tuviera valor.
Por eso, cuando esquiaba hacia el puerto de
Bataillance, solo, en un silencio en el que sólo se oían las
turbulencias de la sangre al pasar por las carótidas… pensé una vez más
en lo que nos estamos perdiendo en la ruidosa sociedad en la que algunos
vivimos. En eso… y en que quizás algún día me tendría que hacer un
eco-doppler.
Subiendo Batalliance |
Pero todo empezó en la boca norte del túnel de
Bielsa, el día del padre del 2017. Condiciones favorables en cuanto al
riesgo de aludes y nieve a raudales, pudiendo salir calzado desde el
parking.
La primera parte, aún a la sombra, invita en
algunos puntos al uso de cuchillas. Yo intenté apurar la técnica por no
parar a abrir la mochila. Opto por desviarme en seguida hacia el este,
en cuanto se supera un evidente barranco a nuestra izquierda. La mayor
parte de esquiadores opta por seguir subiendo para virar más arriba,
cerca ya del farallón que forma el falso Bataillance. Sin embargo, yendo
por donde yo fui (ver el track), se entra en una soleada y solitaria
vaguada por la que se foquea tranquilamente hasta la pala de acceso a la
antecima del pico. Cima, que por otra parte es amplia y perfectamente
esquiable. Las vistas desde allí son espectaculares, sobre todo por la
perspectiva que tenemos del valle de Bielsa, hundido entre las montañas.
Valle de Bielsa desde las alturas |
De ahí desciendo por donde he subido y sin perder
demasiada altura inicio una travesía hacia el oeste, en busca, ahora
sí, de la base del falso Bataillance, para quedarme lo más cerca
posible del puerto de Bielsa, próximo objetivo de la ruta.
Tras poner las pieles subo en pocos minutos por la ladera este, dejando a mi derecha la avalanchosa cara este del Marioules.
Una vez en el puerto (que por cierto, esta
encastrado entre dos grandes rocas como si fuera alguna de las puertas
naturales de los libros de Tolkien…), toca encaramarse a la arista que
sube al pico de Marioules. Se aborda por la amable cara sur, que apenas
tenía nieve, y sin dificultades (trepada de grado I-II) se llega al
monolito cimero.
La idea que llevaba era bajar esquiando la cara
norte, pero entre que iba solo y no veía claro el acceso a la pala,
decidí perder altura por la cresta oeste, también muy asequible, y bajar
por un amplio corredor que acaba en un valle desde el cual se puede
empalmar sin dificultades con la ruta por la que había subido.
Ya solo me quedaba recoger los bártulos y bajar a Boltaña a celebrar el día con una paella digna del padre más exigente.
Subiendo Merioules desde el Sur |
Cima de Marioules |
Cima Marioules , pelada por el sur |
Puerto de Bielsa |
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