Casi un año después, los chicos de Peña Guara y Wakhan
Raiders nos traen una nueva edición del Raid del Sobrarbe, este
año además como Campeonato de España de Raids de Aventura (CERA).
Un año en el que nos han pasado muchas cosas… y no todas
buenas. La lesión cervical de Martín le obligó a pasar por el quirófano y le tuvo en el dique seco durante muchos meses. Pero
como al final la cabra siempre tira al monte, con mucha paciencia y fuerza de
voluntad nuestro ciclista de referencia se las arregló para estar listo y no
faltar a esta cita tan especial con el resto del equipo.
A pesar de todo, de nuevo este año volvimos a tener problemas para confeccionar los equipos. Por suerte nuestro querido Galo surgió
inesperadamente del escondite donde se había metido para completar a última hora la tripleta de los Sin Rumbo Raid. Por otro lado, los Sin Rumbo Chinchecle repetían su
“menage a trois” con Adrián, Noé y Rober, decididos a mejorar sus prestaciones
y sobre todo a no repetir la embarcada nocturna del año pasado.
Viernes 20 de septiembre:
La tradicional reunión informativa del viernes nos pone los pelos de
punta; las predicciones meteorológicas son casi apocalípticas y se prevén cambios de recorrido en varios sectores. Aún así las
cabezas de los corredores echan humo pensando en cómo realizar los relevos y
qué estrategia seguir. Nosotros teníamos claro que este año no queríamos saltarnos ningún sector y que íbamos a intentar ir rápido y cumpliendo los
horarios de la organización, aunque para ello tuviéramos que dejarnos alguna
baliza por el camino.
Sector 1: Orientación urbana por el casco antiguo de
Aínsa.
¡Y llegó el día!; salida desde el castillo con un cielo
nublado pero sin lluvia. Galo y yo hacemos en media hora este sector de 3
kilómetros, dejándonos una baliza por el camino pero sin perder más tiempo del
necesario. Martín esperaba en el polideportivo con las bicis.
Sector 2: BTT desde Aínsa hasta Ceresa
25 kms y 800 metros de desnivel que Martín y Galo
recorren sin problemas. Terreno accidentado en el que deben empujar la bici en
algún que otro tramo. Mientras, Rober y yo ya nos habíamos instalado cómodamente
en la transición de Ceresa y cogíamos fuerzas para lo que se nos venía encima.
Sector 3: Orientación a pie y pruebas de rápel y
escalada.
Sector muy atractivo pues incluía la opción de separarse
y repartir entre los dos corredores las balizas. Optamos por dejar que Galo demuestre sus dotes de hombre-araña haciendo la vía de mayor dificultad del
sector de escalada (6a), mientras yo me dirigí hacia las complicadas margas que
rodean Ceresa. Tras pelearme con todas las aliagas de la zona y desorientarme
cincuenta veces sólo consigo picar tres tristes balizas. Probablemente este sector fue el más técnico del raid en cuanto a orientación.
Sector 4: la Peña Montañesa
El tiempo parecía que aguantaba, así que la organización
decidió, acertadamente, mantener el recorrido original. Tras dejar a Galo
descansando por fin en la transición, Martín y yo nos embarcamos en el sector estrella del raid; un primer tramo de ascenso en BTT hasta La Collada para subir y bajar a la cima de la Peña Montañesa y seguir con un nuevo recorrido de BTT
rodeando la Peña Solano hasta volver a Ceresa. Si seguíamos el
recorrido propuesto por la organización salían sólo en este sector 36 kms con
2100 metros de desnivel.
Pero sabíamos que la lesión de Martín aún no le permitía aguantar mucho tiempo corriendo, por lo que decidimos adaptar el recorrido a
nuestras limitaciones. Así pues, tras
subir a buen ritmo en bici a La Collada, optamos por atacar la cima de la Peña
por la pedregosa cara norte, evitando el largo trote hasta la Canal Mayor, por donde deberíamos
haber subido si hubiésemos intentado coger el mayor número de balizas.
La eterna pedriza
que lleva a la cima de Peña Montañesa por esta vertiente no deja indiferente a
nadie; es dura, empinada, incómoda… pero espectacular. Las vistas se van
abriendo a medida que se asciende y se deja atrás el bosque, el canchal se va
haciendo cada vez más vertical y nos acercamos a las preciosas paredes de caliza
gris que van formando la silueta amurallada de la montaña, tan característica
desde el valle alto del Cinca. Llegamos a la cima en pleno éxtasis, sólo por
detrás del equipo mixto de Élite que al día siguiente se coronaría campeón de
España. El resto de equipos vienen por la Canal Mayor pero desde la cima aún no se les ve.
Tras la fotos y vídeos de rigor con los esforzados
voluntarios y rezando para que el día no se estropeara en el punto más crítico
de la prueba iniciamos el descenso.... ¡y vaya descenso!. De repente se nos
pasaron todos los males, desapareció todo el cansancio acumulado y la poca
sensatez con la que habíamos empezado el día y nos lanzamos a tumba abierta por
la pedriza, como si en vez de piedras fuera nieve lo que pisábamos y en vez de
llevar zapatillas en los pies llevásemos esquís. Una sobredosis perfecta de
adrenalina que nos llevó a La Collada en menos que canta un gallo.
Y aún así, ¡aún quedaba tela!. Tocaba volver a Ceresa
con nuestras bicis, pero esta vez rodeando la Peña Solano por un precioso
recorrido mitad senda y mitad pista, en medio de un bosque que empezaba a
coquetear con el otoño.
Llegaríamos al pueblo ya de noche pero en el tiempo que nos
habíamos propuesto. Podríamos abordar, este año si, todos los sectores.
Mientras comemos y nos reponemos las últimas luces
del atardecer nos enseñaban un cielo cada vez más amenazador. La noche no va a defraudar.
Sector 5. De Ceresa a Escalona
Un recuperado y motivado Galo se encargaría de llevar el
peso de la orientación en este tramo nocturno a pie de unos 15 kms. Yo bastante tenía con aguantar un par de horas más de esfuerzo. Tras salir por un terreno de vertiginosas margas nos enfilamos
poco a poco hacia Laspuña. En una decisión arriesgada optamos por realizar
parte del recorrido por un cauce semiseco de un río. Aún no llovía y apenas bajaba agua, aunque no nos hubiera venido nada mal un machete para abrir la maleza en
más que un estrechamiento. La luz de los
frontales reflejada en las badinas era todo un espectáculo.
Laspuña nos recibe en fiestas, aunque sobra decir que a esas alturas no
estábamos para charangas y seguimos carretera abajo hacia Escalona, donde Martín
nos esperaba en la transición con las bicis de nuevo preparadas. Llegamos sobrados de
tiempo, que se agradeció a la hora de hacer tranquilamente la prueba de tiro en el frontón del
pueblo. De nuevo Galo nos demostró la habilidad innata que tiene para las pruebas técnicas y
con un maravilloso dos de dos con la carabina nos evita la baliza de
penalización y los agobios del año anterior en esta especialidad.
Sector 6: De Escalona a Aínsa en BTT
Martín y Galo debían de dar el do de pecho en
el último sector del día; un recorrido de 25 kms y 600 metros positivos por los
caminos de Muro de Bellós y San Vicente de Labuerda. Tras estar todo el día con
la amenaza de la lluvia y no haber caído ni una sola gota ya casi nos habíamos
olvidado de esta posibilidad,… hasta entonces. Pareciera que la
tormenta se hubiera reservado para caer en el peor momento, con nocturnidad y
alevosía, para que nadie se olvidara que al final la que manda es la naturaleza. Al
principio fueron cuatro gotas, luego ocho, y finalmente un auténtico diluvio el que
descargó encima de los corredores que enfrascados en un recorrido bastante
técnico tenían que sacar lo mejor de sí mismos para llegar a Aínsa dentro el
tiempo marcado por la organización.
Adrián y yo esperábamos en la carpa del castillo de Aínsa
mientras veíamos compungidos como el suelo se iba encharcando y se formaban auténticas cortinas de agua en las aberturas de la lona. Afortunadamente a
medida que se acercaba la hora del cierre empezaron a llegar los ciclistas; puntos
de luz que entraban por la puerta norte del castillo de dos en dos, rebozados en
barro y tiritando. Aparecieron Rober y Noé, con la bici de
este último averiada y remolcada con dos cámaras a modo de eslinga por la de
Rober. Y ya en la cuenta atrás vimos por fin a los Sin Rumbo Raid, vivitos y
coleando tras dos horas de esfuerzo bajo la lluvia. ¡Son bravos estos
culeados!.
Sector 7: Aínsa
Tras descansar como se pudo después de la aventura
del sábado nos quedaban tres sectores más para rematar el Raid. Como suele ser
habitual salimos con un corto sector de orientación por Aínsa, que nos llevó del castillo hasta el colegio del pueblo, donde esperaban de nuevo las bicis.
Sector 8: Por Guaso y la escollera del Ara en BTT
Aunque no llovía, el barro dificultó este sector que
circulaba por la escollera del río Ara y subía al pueblo de Guaso. La
bajada, como no podía ser de otra manera, incluía un espectacular sendero. En total 19 kms con 400 metros de desnivel positivo.
Sector 9: Monte de Partara
Está claro que el Raid quería despedirse a lo grande y
el último sector no es ni mucho menos una bicoca. El recorrido nos subía hasta
el fotogénico banco de Partara, venciendo otros 400 metros de desnivel positivo
y con muchas balizas en juego, que obligaron a los equipos a echar el resto. De
nuevo con Galo, apuramos hasta el final, llegando a meta con apenas unos
segundos de margen.
Y epílogo:
Hasta aquí el II Raid del Sobrarbe, un nuevo éxito de la organización y un reto superado para todos los que tuvimos la suerte de
participar. No me cansaré de decir que esta modalidad deportiva aúna tantas
variables que la hacen especialmente atractiva: forma física, trabajo en equipo,
estrategia, orientación, resistencia física y mental… todas se combinan en su
dosis justa para exigirnos el máximo y además pasarlo bien.
Las últimas líneas sólo pueden ser para felicitar a los organizadores y a los
voluntarios de los distintos clubs (CAS, Ibón, Peña Guara, Wakhan Raiders…) que
un año más nos han brindado una prueba que no ha defraudado a nadie y en la que
han tenido que hacer frente a una meteorología que ha ido
cambiando cada hora. ¡Enhorabuena a todos!.
Fotos descargadas en su mayoría de la web del Raid (http://raidsobrarbe.com/) de Daniel Gallart, Sara Guérin y Miguel Escartín. ¡Gracias!