Al ir a Aínsa por la carretera de Barbastro dejaremos a nuestra derecha, casi sin darnos cuenta, el desvío a Samitier. Las ganas de llegar al Pirineo harán que pasemos de largo sin reparar en el pequeño pueblo. Hasta que un día de esos en los que vamos sin prisa decidamos parar a visitarlo y subamos hasta su castillo. Entonces nos preguntaremos por qué no lo hicimos antes. Y es que la ruta de hoy nos lleva a uno de las atalayas más espectaculares del Sobrarbe, con unas vistas sobrecogedoras de la comarca y que además tiene un especial interés histórico y geológico.
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Samitier
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Ermita de Santa Waldesca |
El camino nace en la curiosa fuente de piedra del pueblo, en la que destacan las originales caras grabadas en sus losas. En seguida un cartel nos indicará el camino a la ermita de Santa Waldesca, por una pista que discurre entre robles, enebros y tomillos. La ermita, restaurada en 1997, está en perfecto estado. Como curiosidad, en su altar encontraremos notas escritas por visitantes como nosotros, que recogen peticiones y promesas de lo más variopintas.
Seguiremos subiendo por la pista, en la que los bojes y las sabinas irán ganando protagonismo, hasta dejar a nuestra derecha el desvío a Ligüerre de Cinca. Continuando por el camino de la izquierda doblaremos en seguida una curva que nos mostrará por primera vez el embalse de Mediano.
A partir de aquí el sendero se irá empinando pero ya veremos en lo alto de la colina nuestros próximos objetivos; la ermita de los Santos Emeterio y Celedonio y la torre del castillo. Juntos forman un complejo religioso y militar que al parecer fue construido durante el tiempo de Sancho III el Mayor para proteger los territorios conquistados a los musulmanes. Su ubicación es perfecta; desde aquí se puede divisar casi toda la comarca y controlar el estrecho de Entremón, la puerta natural al antiguo condado del Sobrarbe que el Cinca esculpió en la roca. Su construcción está de hecho tan ajustada al poco espacio que deja la roca que es casi imposible rodear la ermita, por lo que para seguir avanzando deberemos pasar... ¡por su interior!.
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Ermita de San Emeterio y San Celedonio
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Y por fin llegaremos a los restos del castillo de Samitier. Este último tramo es sencillo pero está muy expuesto ya que para entrar en la torre deberemos acercarnos mucho a una caída vertical de 400 metros. Habrá que tener muy controlados a los niños en este punto.Las vistas que tendremos desde aquí serán de ensueño; hacia el norte el embalse de Mediano, Peña Montañesa, Cotiella y el macizo del Perdido, hacia el sur el embalse del Grado y el Somontano y a nuestros pies el estrecho de Entremón. Si además tenemos la suerte de encontrar los embalses llenos, la estampa será inolvidable.
Nunca más pasaremos por Samitier sin recordar este bonito mirador del Pirineo.
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Vista hacia el embalse del Grado
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Embalse de Mediano, con la torre de la Iglesia casi cubierta por el agua |
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El estrecho de Entremón
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Longitud: 4.89 kms (ida y vuelta)Desnivel positivo acumulado: 321 metros
Duración: Unas 2 horas (ida y vuelta).
Dificultad: La parte final, sin ser difícil, es expuesta y aérea. Es solo un tramo corto pero no hay que bajar la guardia.
Época recomendada: Evitar los meses más calurosos. En la primavera disfrutaremos de los embalses más llenos y en invierno veremos las cumbres nevadas.
Edad recomendada: A partir de los 6 años. No apta para carritos.
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