domingo, 24 de noviembre de 2019

CAMINO DEL CIELO O RUTA CIRCULAR A LOS MALLOS DE RIGLOS (5 de Octubre 2019)

Retrocedemos al mes de octubre para revivir esta vuelta a los mallos grandes de Riglos. Se trata de una excursión circular en la que se vence un desnivel moderado pero incómodo, ya que el ascenso lo haremos por un camino con bastante piedra suelta y que a alguno se le puede atragantar, sobre todo en los meses de verano con el sol castigando desde el cielo. Aún así, el premio de llegar al mirador del Espinable (o Ventuso) compensa con creces los esfuerzos anteriores, y es que disfrutaremos de unas maravillosas vistas del Pirineo, la Hoya de Huesca, Peña Rueba.... Aún así, lo que de verdad robará toda nuestra atención será la perspectiva que desde aquí se tiene de los espectaculares mallos, casi comparable a la de los buitres que veremos volar a nuestro alrededor.




Tras un merecido descanso iniciaremos el descenso hacia el Circo de Verano por un bonito sendero entre los mallos del Fire y el Pisón, que nos dejará a los pies del Puro y muy cerca ya del pueblo. A estas alturas sólo nos quedará un problema más; elegir el bar en el que tomar una cerveza y un buen bocata.



Longitud: 5 kms.
Duración: 2,5 horas con niños, sin contar paradas.
Desnivel acumulado positivo: 400 metros.
Vegetación: Monte bajo con aliagas, carrasca, sabinas...
Dificultad física: Media. 
Dificultad técnica: Buen calzado, el terreno es pedregoso y puede ser resbaladizo.
Recomendaciones: Llevar agua y gorra en los meses de verano, apenas hay sombras. Mejor hacerla en primavera, otoño e incluso invierno.
Edad recomendada: Niños a partir de 5 años con ganas de caminar. No apta para carritos.
Peligros: Precaución al pasar por la base de las vías de escalada, pueden caer piedras.  Cuidado al acercarse a los cortados, una caída cerca del borde puede ser fatal. 
Track: pinchando aquí



viernes, 15 de noviembre de 2019

PEQUE SIN RUMBO: DEL PUENTE DE BUJARUELO AL PUENTE DE ONCINS. Junio del 2019

De puente a puente... ¡y me tiro para que se me lleve la corriente!. Esta adaptación de la famosa frase del juego de la oca valdría para resumir esta maravillosa ruta que hicimos en el ya lejano mes de junio. Ya sé que evocar esas fechas en pleno temporal de frío puede parecer hasta malintencionado, pero ¡qué narices!, no quería dejar de contar esta excursión y como se suele decir, nunca es tarde si la dicha es buena.
Es una excursión muy sencilla, apta para casi cualquier niño, y que sin apenas desnivel recorre las dos riberas del río Ara en el valle de Bujaruelo. Empezaremos desde el refugio de Bujaruelo, al que se accede por pista desde la carretera que sube a la pradera de Ordesa. Nada más empezar a caminar cruzaremos un puente románico para pasar a la margen izquierda del río. Este espectacular puente del siglo XIII es el protagonista absoluto de este enclave y en seguida robará toda nuestra atención. Fijándonos un poco más descubriremos además las ruinas de lo que fue la ermita de San Nicolás, construída en el mismo siglo y de la que ya sólo queda la fachada del ábside. Si sabemos escuchar, estas piedras nos contarán historias de peregrinos y contrabandistas que a lo largo de la historia han usado el puerto de Bujaruelo como paso entre Francia y España y que encontraban aquí una merecida posada.


Aún no habremos andado ni cincuenta metros cuando de nuevo la historia nos cortará el camino. Y es que a la derecha del sendero, oculto entre la maleza, encontraremos un búnker de hormigón pensado para albergar a un francotirador con una ametralladora. Sorprende ver una construcción militar en un lugar tan idílico, pero este contraste tiene su explicación en los años 40 del siglo pasado, cuando un preocupado Franco, que acababa de ganar su Guerra Civil, decidió fortificar el Pirineo con la llamada "Línea P"; una red de fortificaciones militares que pretendía frenar una hipotética invasión de las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente la tronera del búnker nunca se usó y hoy sólo sirve para que los chavales disfruten pasando por ella.


A medida que caminamos el valle se va abriendo y nos muestra un bonito paisaje en el que se mezclan prados, abetos y montañas, con despreocupadas vacas pastando en las orillas del río.  El paseo nos llevará lentamente hasta el puente de Oncins, que de nuevo cruza el Ara. Aunque de construcción simple y práctica, su entorno bien merece la pena, pues aquí el río se empieza a encañonar y la vegetación se mezcla con la roca y el agua en una bonita composición. Incluso si el tiempo es bueno nos podremos dar un chapuzón.

La vuelta la realizaremos por una cómoda pista que sin dificultades nos llevará por la margen derecha de nuevo al punto de salida. Al principio de la misma encontraremos una fuente en la que recargar las cantimploras y también veremos el desvío hacia el valle de Otal, que dejaremos para otra ocasión.

Longitud: 3.84 kms
Desnivel positivo acumulado: 44 metros
Dificultad física: Fácil
No apta para carritos a no ser que se haga por la pista tanto de ida como de vuelta.
Track: pinchando aquí

domingo, 10 de noviembre de 2019

VALLE DE GISTAÍN Y REFUGIO DE VIADÓS EN BICICLETA. 3 de Noviembre 2019

Hay lugares en los que el otoño se manifiesta con una belleza e intensidad que casi duelen a la vista. El valle de Gistaín (o bal de Chistau) es ellos. Sin los vistosos hayedos que decoran los valles vecinos, aquí destaca es la gama de colores que tapiza cada rincón y cada ladera. La agricultura y ganadería tradicionales que siempre se han practicado aquí, han modelado el paisaje hasta convertirlo en un retablo en el que se mezclan casi todas las especies de árboles que podemos encontrar en el Pirineo. Así, en este valle multicolor encontramos los rojos de los cerezos, serbales o arces, los amarillos de los chopos, hayas y fresnos, los marrones de los helechos y robles o el verde de los pinos y abetos, siempre fieles a su carácter perenne.  


Tras dos días de lluvias este 3 de noviembre amanecíó lloviendo y en Plan apenas se alcanzaban  los seis o siete grados. Pero como dice un viejo amigo con muchos años de trabajo al sol: "al tiempo bueno o al tiempo malo... ¡al campo a esperarlo!". Así que allí me planté con la bici a punto y con la esperanza de que el día se fuera arreglando.

La idea era subir desde Plan hasta el refugio de Viadós por la GR19, la ruta principal del valle de Gistaín. Para ello hay que dirigirse por la carretera al vecino pueblo de San Juan de Plan. Poco después de superarlo encontraremos unos paneles informativos y un desvío que en pocos metros nos llevará al Puen Pecadó, un espectacular puente de piedra desde el que, según cuenta la tradición oral, se arrojaban a los condenados. Leyendas de puenting aparte, lo que seguro es cierto es que este puente fue durante mucho tiempo el único paso entre las dos riberas del río Zinqueta en este tramo tan encañonado. Además, y por si no tuviera ya suficiente interés, está rodeado por varios tilos de gran tamaño que le prestan su sombra y añaden aún más mística al lugar.

Una vez en la pista remontaremos poco a poco el valle, siempre a la vera del río que ese día estaba espléndido tras las lluvias de la noche anterior. Llegaremos a un primer cruce en el que nos desviaremos por el camino de la izquierda, siguiendo el cartel indicativo de "ruta 4" según la señalización de la comarca del Sobrarbe, anterior a la llegada de la ZonaZero. El camino va ganando altura y con ella belleza. Dejaremos a nuestra izquierda la pista que nos llevaría al puerto de Ordiceto y finalmente llegaremos a las praderas en las que  se levantan los edificios del campamento Virgen Blanca.








El refugio, la saca, el lavadero, las letrinas, la capilla... todo sigue en su sitio después de más de 60 años de historia y tras el paso de miles de niños año tras año. Y es que aquí, en Virgen Blanca del valle de Gistaín es donde muchos de nosotros aprendimos a querer a esta montaña que nos ha regalado tantos veranos inolvidables. Cada vez que vuelvo a esta pradera es como si rejuveneciera de pronto treinta años.

Seguiremos subiendo hasta sobrepasar el cámping del Forcallo, cerrado en esta época del año, y tras desviarnos unos centenares de metros por la pista de Tabernés para ver una bonita cascada volveremos atrás y afrontaremos el último repecho antes del refugio de Viadós. Es un tramo duro y hay que pelearlo un poco, pero el premio compensa con creces el esfuerzo; habremos llegado a uno de los miradores más bonitos del Pirineo. La vista del macizo del Posets desde Viadós es de esas que no se olvidan fácilmente.





Las nubes, agarradas a las cimas durante toda la mañana, decidieron abrirse justo en el momento en el que yo llegué, mostrando la montaña como un regalo. El refugio estaba cerrado pero lejos de ser un problema me permitió disfrutar y fotografiar en completa soledad esta preciosa postal. La magia del lugar hace que se pare el tiempo. Pero con el sol también llegó un aire helador que en seguida rompió el hechizo y me hizo recordar que tenía que regresar.


Para ello deberemos descender de nuevo hasta el Forcallo y una vez allí desviarnos hacia el río y cruzarlo por un puente metálico. Nos metemos en un precioso bosque de pinos por el que discurre una discreta pista muy poco frecuentada. Tras rodar unos kilómetros por ella y cruzar varios torrentes por bonitos puentes de madera llegaremos a uno de los puntos clave de la excursión; el desvío hacia  Plans de l´Abet.



Empieza aquí una larga subida que irá sacándonos del cañón que forma el río y nos llevará a los prados donde suelen pastar en verano las vacas de la zona. Estamos a casi 1900 metros y las vistas vuelven a cortar la respiración; Punta Suelza al oeste, Cotiella y sus peñas de las horas al sur , los pueblos abajo en el valle... todo deslumbra en este sitio.




Y por fin llegará la agradecida y rápida bajada al valle, entrando de nuevo en el bosque y pasando por la ermita de San Mamés. Abajo espera San Juan de Plan y sus vertiginosas calles por las que podemos llegar a la escollera del Zinqueta y rodar tranquilamente hasta Plan por un bonito merendero. 
Poco antes de llegar veocon el rabillo del ojo como a mi espalda sale otra pista; la que me llevaría al col de Sahún y la sierra de Chía... aunque esa historia habrá que dejarla para otro otoño.

Longitud: 39,46 kms.
Desnivel positivo acumulado: 1172 metros
Dificultad técnica: Baja-media.
Dificultad física: Media-alta.
Track: pinchando aquí




lunes, 4 de noviembre de 2019

CRÓNICA DEL II RAID DEL SOBRARBE (20-21 Septiembre 2019)


Casi un año después, los chicos de Peña Guara y Wakhan Raiders nos traen una nueva  edición del Raid del Sobrarbe, este año además como Campeonato de España de Raids de Aventura (CERA).
Un año en el que nos han pasado muchas cosas… y no todas buenas. La lesión cervical de Martín le obligó a pasar por el quirófano y le tuvo en el dique seco durante muchos meses. Pero como al final la cabra siempre tira al monte, con mucha paciencia y fuerza de voluntad nuestro ciclista de referencia se las arregló para estar listo y no faltar a esta cita tan especial con el resto del equipo.
A pesar de todo, de nuevo este año volvimos a tener problemas para confeccionar los equipos. Por suerte nuestro querido Galo surgió inesperadamente del escondite donde se había metido para completar a última hora la tripleta de los Sin Rumbo Raid. Por otro lado, los Sin Rumbo Chinchecle repetían su “menage a trois” con Adrián, Noé y Rober, decididos a mejorar sus prestaciones y sobre todo a no repetir la embarcada nocturna del año pasado.

Viernes 20 de septiembre:
La tradicional reunión informativa del viernes nos pone los pelos de punta; las predicciones meteorológicas son casi apocalípticas y se prevén cambios de recorrido en varios sectores. Aún así las cabezas de los corredores echan humo pensando en cómo realizar los relevos y qué estrategia seguir. Nosotros teníamos claro que este año no queríamos saltarnos ningún sector y que íbamos a intentar ir rápido y cumpliendo los horarios de la organización, aunque para ello tuviéramos que dejarnos alguna baliza por el camino.


Sábado 21 de septiembre
Sector 1: Orientación urbana por el casco antiguo de Aínsa.
¡Y llegó el día!; salida desde el castillo con un cielo nublado pero sin lluvia. Galo y yo hacemos en media hora este sector de 3 kilómetros, dejándonos una baliza por el camino pero sin perder más tiempo del necesario. Martín esperaba en el polideportivo con las bicis.



Sector 2: BTT desde Aínsa hasta Ceresa
25 kms y 800 metros de desnivel que Martín y Galo recorren sin problemas. Terreno accidentado en el que deben empujar la bici en algún que otro tramo. Mientras, Rober y yo ya nos habíamos instalado cómodamente en la transición de Ceresa y cogíamos fuerzas para lo que se nos venía encima.



Sector 3: Orientación a pie y pruebas de rápel y escalada.
Sector muy atractivo pues incluía la opción de separarse y repartir entre los dos corredores las balizas. Optamos por dejar que Galo demuestre sus dotes de hombre-araña haciendo la vía de mayor dificultad del sector de escalada (6a), mientras yo me dirigí hacia las complicadas margas que rodean Ceresa. Tras pelearme con todas las aliagas de la zona y desorientarme cincuenta veces sólo consigo picar tres tristes balizas. Probablemente este  sector fue el más técnico del raid en cuanto a orientación.



Sector 4: la Peña Montañesa
El tiempo parecía que aguantaba, así que la organización decidió, acertadamente, mantener el recorrido original. Tras dejar a Galo descansando por fin en la transición, Martín y yo nos embarcamos en el sector estrella del raid; un primer tramo de ascenso en BTT hasta La Collada para subir y bajar a la cima de la Peña Montañesa y seguir con un nuevo recorrido de BTT rodeando la Peña Solano hasta volver a Ceresa. Si seguíamos el recorrido propuesto por la organización salían sólo en este sector 36 kms con 2100 metros de desnivel.
Pero sabíamos que la lesión de Martín aún no le permitía aguantar mucho tiempo corriendo, por lo que decidimos adaptar el recorrido a nuestras limitaciones.  Así pues, tras subir a buen ritmo en bici a La Collada, optamos por atacar la cima de la Peña por la pedregosa cara norte, evitando el largo trote  hasta la Canal Mayor, por donde deberíamos haber subido si hubiésemos intentado coger el mayor número de balizas. 




La eterna pedriza que lleva a la cima de Peña Montañesa por esta vertiente no deja indiferente a nadie; es dura, empinada, incómoda… pero espectacular. Las vistas se van abriendo a medida que se asciende y se deja atrás el bosque, el canchal se va haciendo cada vez más vertical y nos acercamos a las preciosas paredes de caliza gris que van formando la silueta amurallada de la montaña, tan característica desde el valle alto del Cinca. Llegamos a la cima en pleno éxtasis, sólo por detrás del equipo mixto de Élite que al día siguiente se coronaría campeón de España. El resto de equipos vienen por la Canal Mayor pero desde la cima aún no se les ve.





Tras la fotos y vídeos de rigor con los esforzados voluntarios y rezando para que el día no se estropeara en el punto más crítico de la prueba iniciamos el descenso.... ¡y vaya descenso!. De repente se nos pasaron todos los males, desapareció todo el cansancio acumulado y la poca sensatez con la que habíamos empezado el día y nos lanzamos a tumba abierta por la pedriza, como si en vez de piedras fuera nieve lo que pisábamos y en vez de llevar zapatillas en los pies llevásemos esquís. Una sobredosis perfecta de adrenalina que nos llevó a La Collada en menos que canta un gallo.



Y aún así, ¡aún quedaba tela!. Tocaba volver a Ceresa con nuestras bicis, pero esta vez rodeando la Peña Solano por un precioso recorrido mitad senda y mitad pista, en medio de un bosque que empezaba a coquetear con el otoño.
Llegaríamos al pueblo ya de noche pero en el tiempo que nos habíamos propuesto. Podríamos abordar, este año si, todos los sectores. 
Mientras comemos y nos reponemos las últimas luces del atardecer nos enseñaban un cielo cada vez más amenazador. La noche no va a defraudar.

Sector 5. De Ceresa a Escalona
Un recuperado y motivado Galo se encargaría de llevar el peso de la orientación en este tramo nocturno a pie de unos 15 kms. Yo bastante tenía con aguantar un par de horas más de esfuerzo. Tras salir por un terreno de vertiginosas margas nos enfilamos poco a poco hacia Laspuña. En una decisión arriesgada optamos por realizar parte del recorrido por un cauce semiseco de un río. Aún no llovía y apenas bajaba agua, aunque no nos hubiera venido nada mal un machete para abrir la maleza en más que un estrechamiento. La luz de los frontales reflejada en las badinas era todo un espectáculo.
Laspuña nos recibe en fiestas, aunque sobra decir que a esas alturas no estábamos para charangas y seguimos carretera abajo hacia Escalona, donde Martín nos esperaba en la transición con las bicis de nuevo preparadas. Llegamos sobrados de tiempo, que se agradeció a la hora de hacer tranquilamente la prueba de tiro en el frontón del pueblo. De nuevo Galo nos demostró la habilidad innata que tiene para las pruebas técnicas y con un maravilloso dos de dos con la carabina nos evita la baliza de penalización y los agobios del año anterior en esta especialidad.

Sector 6: De Escalona a Aínsa en BTT
Martín y Galo debían de dar el do de pecho en el último sector del día; un recorrido de 25 kms y 600 metros positivos por los caminos de Muro de Bellós y San Vicente de Labuerda. Tras estar todo el día con la amenaza de la lluvia y no haber caído ni una sola gota ya casi nos habíamos olvidado de esta posibilidad,… hasta entonces. Pareciera que la tormenta se hubiera reservado para caer en el peor momento, con nocturnidad y alevosía, para que nadie se olvidara que al final la que manda es la naturaleza. Al principio fueron cuatro gotas, luego ocho, y finalmente un auténtico diluvio el que descargó encima de los corredores que enfrascados en un recorrido bastante técnico tenían que sacar lo mejor de sí mismos para llegar a Aínsa dentro el tiempo marcado por la organización.
Adrián y yo esperábamos en la carpa del castillo de Aínsa mientras veíamos compungidos como el suelo se iba encharcando y se formaban auténticas cortinas de agua en las aberturas de la lona. Afortunadamente a medida que se acercaba la hora del cierre empezaron a llegar los ciclistas; puntos de luz que entraban por la puerta norte del castillo de dos en dos, rebozados en barro y tiritando. Aparecieron Rober y Noé, con la bici de este último averiada y remolcada con dos cámaras a modo de eslinga por la de Rober. Y ya en la cuenta atrás vimos por fin a los Sin Rumbo Raid, vivitos y coleando tras dos horas de esfuerzo bajo la lluvia. ¡Son bravos estos culeados!.


Domingo 22 de octubre
Sector 7: Aínsa
Tras descansar como se pudo después de la aventura del sábado nos quedaban tres sectores más para rematar el Raid. Como suele ser habitual salimos con un corto sector de orientación por Aínsa, que nos llevó del castillo hasta el colegio del pueblo, donde esperaban de nuevo las bicis.

Sector 8: Por Guaso y la escollera del Ara en BTT
Aunque no llovía, el barro dificultó este sector que circulaba por la escollera del río Ara y subía al pueblo de Guaso. La bajada, como no podía ser de otra manera, incluía un espectacular sendero. En total 19 kms con 400 metros de desnivel positivo.

Sector 9: Monte de Partara
Está claro que el Raid quería despedirse a lo grande y el último sector no es ni mucho menos una bicoca. El recorrido nos subía hasta el fotogénico banco de Partara, venciendo otros 400 metros de desnivel positivo y con muchas balizas en juego, que obligaron a los equipos a echar el resto. De nuevo con Galo, apuramos hasta el final, llegando a meta con apenas unos segundos de margen.  



Y epílogo:
Hasta aquí el II Raid del Sobrarbe, un nuevo éxito de la organización y un reto superado para todos los que tuvimos la suerte de participar. No me cansaré de decir que esta modalidad deportiva aúna tantas variables que la hacen especialmente atractiva: forma física, trabajo en equipo, estrategia, orientación, resistencia física y mental… todas se combinan en su dosis justa para exigirnos el máximo y además pasarlo bien.


Las últimas líneas sólo pueden ser para  felicitar a los organizadores y a los voluntarios de los distintos clubs (CAS, Ibón, Peña Guara, Wakhan Raiders…) que un año más nos han brindado una prueba que no ha defraudado a nadie y en la que han tenido que hacer frente a una meteorología que ha ido cambiando cada hora. ¡Enhorabuena a todos!.




Fotos descargadas en su mayoría de la web del Raid (http://raidsobrarbe.com/) de Daniel Gallart, Sara Guérin y Miguel Escartín. ¡Gracias!