viernes, 15 de noviembre de 2019

PEQUE SIN RUMBO: DEL PUENTE DE BUJARUELO AL PUENTE DE ONCINS. Junio del 2019

De puente a puente... ¡y me tiro para que se me lleve la corriente!. Esta adaptación de la famosa frase del juego de la oca valdría para resumir esta maravillosa ruta que hicimos en el ya lejano mes de junio. Ya sé que evocar esas fechas en pleno temporal de frío puede parecer hasta malintencionado, pero ¡qué narices!, no quería dejar de contar esta excursión y como se suele decir, nunca es tarde si la dicha es buena.
Es una excursión muy sencilla, apta para casi cualquier niño, y que sin apenas desnivel recorre las dos riberas del río Ara en el valle de Bujaruelo. Empezaremos desde el refugio de Bujaruelo, al que se accede por pista desde la carretera que sube a la pradera de Ordesa. Nada más empezar a caminar cruzaremos un puente románico para pasar a la margen izquierda del río. Este espectacular puente del siglo XIII es el protagonista absoluto de este enclave y en seguida robará toda nuestra atención. Fijándonos un poco más descubriremos además las ruinas de lo que fue la ermita de San Nicolás, construída en el mismo siglo y de la que ya sólo queda la fachada del ábside. Si sabemos escuchar, estas piedras nos contarán historias de peregrinos y contrabandistas que a lo largo de la historia han usado el puerto de Bujaruelo como paso entre Francia y España y que encontraban aquí una merecida posada.


Aún no habremos andado ni cincuenta metros cuando de nuevo la historia nos cortará el camino. Y es que a la derecha del sendero, oculto entre la maleza, encontraremos un búnker de hormigón pensado para albergar a un francotirador con una ametralladora. Sorprende ver una construcción militar en un lugar tan idílico, pero este contraste tiene su explicación en los años 40 del siglo pasado, cuando un preocupado Franco, que acababa de ganar su Guerra Civil, decidió fortificar el Pirineo con la llamada "Línea P"; una red de fortificaciones militares que pretendía frenar una hipotética invasión de las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente la tronera del búnker nunca se usó y hoy sólo sirve para que los chavales disfruten pasando por ella.


A medida que caminamos el valle se va abriendo y nos muestra un bonito paisaje en el que se mezclan prados, abetos y montañas, con despreocupadas vacas pastando en las orillas del río.  El paseo nos llevará lentamente hasta el puente de Oncins, que de nuevo cruza el Ara. Aunque de construcción simple y práctica, su entorno bien merece la pena, pues aquí el río se empieza a encañonar y la vegetación se mezcla con la roca y el agua en una bonita composición. Incluso si el tiempo es bueno nos podremos dar un chapuzón.

La vuelta la realizaremos por una cómoda pista que sin dificultades nos llevará por la margen derecha de nuevo al punto de salida. Al principio de la misma encontraremos una fuente en la que recargar las cantimploras y también veremos el desvío hacia el valle de Otal, que dejaremos para otra ocasión.

Longitud: 3.84 kms
Desnivel positivo acumulado: 44 metros
Dificultad física: Fácil
No apta para carritos a no ser que se haga por la pista tanto de ida como de vuelta.
Track: pinchando aquí

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