miércoles, 9 de mayo de 2012

LOS DORSALES 277 Y 134 (crónica de la maratón de Vitoria) por Marcos



Vitoria, 5 de Mayo.


Dani y yo acabamos de recoger los dorsales que intentaremos llevar hasta la meta de la maratón Martín Fiz el día siguiente. Dos novatos dispuestos a dar el salto de calidad. Y en realidad esa voluntad era nuestra mejor arma, porque como casi siempre, llegábamos muy, muy justitos de preparación.
Dani empezó a correr hace 3 años, sólo ha acabado una media-maratón y no para de decir que le sobra algún kilo. Por si fuera poco, no ha dejado de oír comentarios de incredulidad cada vez que decía que iba a correr una maratón. Pero eso si, él siempre con la sonrisa en la cara y el objetivo fijo entre ceja y ceja. Le tocó el dorsal 134.
Empieza la carrera, cada uno a su ritmo por las calles de Vitoria. Inicialmente se me engancha Ander, un alavés que ya tiene experiencia en una maratón y que me da consejos sobre la marcha que trato de recordar para los próximos kilómetros. En el kilómetro 10 las piernas empiezan a traicionarle y lo pierdo (luego me enteré de que abandonó). Sigo un rato en tierra de nadie hasta que veo una estampa peculiar; un corredor acompañado de una bicicleta (algo en principio prohibido por la organización). Me quedo a unos 10 metros detrás de él porque casi llevamos el mismo ritmo, hasta que al final les alcanzo en el km 20. Se llama Álvaro, lleva el dorsal 277, y sólo cuando estoy a su lado me doy cuenta de que esa bici de apoyo lleva un medidor de glucosa y de que el corredor es diabético. Cada 15 minutos y sin parar de correr se hacía una glucemia en el dedo y según los resultados se tomaba un suplemento alimenticio u otro. Todo perfectamente calculado para mantenerse toda la carrera en torno a 200 de azúcar. Cuando por fin hablamos me dice que también es su primera maratón, y que este método lo había entrenado en medias-maratones con resultados dispares. La cuestión es que poco a poco yo me acoplo a su ritmo y él al mío, animándonos mutuamente y arengados incansablemente por su amigo ciclista. Cada 15 minutos una nueva medición, y los kilómetros pasando al ritmo de 5:20.
En estas me cruzo con Dani. Nosotros estaríamos en el km 32 y él en el 25, pero sonríe mientras escucha su ipod. Ese gesto garantiza que acabará.
Y así hasta meta. Entramos Álvaro y yo juntos, exultantes después de casi 25 kms de convivencia. Momento para sincerarnos y reconocerle dos cosas; la primera es que casi me saca de punto en los últimos 5 kilómetros, y la segunda que su proeza casi empequeñece a la del propio Filípides!

Sólo me queda estirar, darme una ducha rápida y volver a meta a esperar a Dani, ese que casi nadie pensaba que sería capaz de terminar.... Y allí aparece, en la recta final, culminando su gran machada. Su maratón.
Y así acabó todo, con la sorpresa de encontrarnos al salir del hotel al propio Martín Fiz, todo un campeón del mundo (y Europa) en esta disciplina, que no perdió la oportunidad de felicitarnos ¡gracias!.

En fin, como dice la promo de los SkyGames... cuando crees que has hecho algo especial, siempre aparece alguien que te fulmina al instante. Esta vez fueron los dorsales 277 y 134. ¡Zorionak, chicos!.


2 comentarios:

  1. Enhorabuena cracks!! Lo veo y no me lo creo...los SinRumbo culminando auténticas gestas deportivas...vamossssssssss!! Entrenar en secreto tiene su recompensa pirata!!

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  2. El más grande Marcos!! Por ese tiempazo que hiciste y por animarme a correr y vivir esta experiencia tan cojonuda. Gracias tio. Esa llegada a meta quedará grabada como un gran momento para siempre!
    Ahora que ya podemos presumir de conocer todos los polígonos industriales de Vitoria.. hay que volver a la Cuchi para gozar un buen chuletón sin náuseas post 42 Km.

    Una vez desentumecido ya hay ganas de empezar a preparar el siguiente running!!

    Dani ( o dorsal 134)

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