viernes, 30 de abril de 2021

EN ABRIL, CLÁSICAS MIL


Abril es, para el aficionado de las clásicas, lo que julio es para el fanático del Tour de Francia. En este mes se suceden por Europa las principales carreras de un día del calendario. Carreras históricas que se disputan casi desde la salida, en las que los favoritos lanzan sus ataques a cuarenta o cincuenta kilómetros de meta. En las que a diferencia de la mayoría de las etapas de las grandes vueltas, nadie se guarda nada. Carpe diem. Esa es la razón que las hace tan especiales y divertidas. 

Por eso no puedo dejar de pensar en lo que se pierde ese aficionado al ciclismo que cree que viendo el Tour ("el tostón de cada verano", como lo definió un periodista deportivo) está disfrutando de lo mejor del año. O en lo injustos que hemos sido siempre en nuestro país infravalorando a ciclistas ganadores de clásicas como Juan Antoni Flecha, Valverde, Freire o Purito Rodriguez porque no eran capaces de ganar la carrera francesa. 

Una vez leí, en una entrevista a un ciclista belga, que antes firmaría ganar un Tour de Flandes o una Paris-Roubaix que el Tour de Francia. Por algo será.

De Ronde: el Tour de Flandes
La gran carrera de los muros de pavés, donde no sólo tienen que rodar por encima de los adoquines sino además salvar desniveles de más del 10%. Una carrera de fuerza y resistencia que este año parecía destinada a engrosar el palmarés de la bestia Van der Poel, sobre todo tras soltar a su archirrival Van Aert en el muro del Paterberg. Hasta que llegó un danés sin invitación y se coló en la fiesta. 


El Infierno del Norte: la Paris Roubaix
Segundo año consecutivo que no se puede celebrar esta carrera, quizás la más deseada de todas las clásicas de primavera, por la situación sanitaria. Habrá que esperar a octubre.

La clásica de la cerveza:  Amstel Gold Race
La carrera estrella de Holanda, con su icónica subida al Cauberg, en Valkenburg. Aquí, hace dos años, deslumbró a propios y extraños un aún más joven Van der Poel, pero este año no iba a ser profeta en su tierra, ya que había anunciado que después de Flandes no participaría en más carreras hasta el final de temporada, para prepararse Juegos Olímpicos y Mundial. Vía libre pues para los otros dos fenómenos del ciclocross: Van Aert y Pidcock. 


Flecha Valona
Esta prueba es siempre espectacular por su desenlace en el muro de Huy. Es el reino de ciclistas explosivos como Valverde, Alaphillippe o Purito, que ya la tienen en sus vitrinas. Este año no fue una excepción; si atacas medio metro antes de tiempo el ácido láctico te entierra sin piedad.


La Doyenne: Lieja-Bastoña-Lieja
El cuarto "monumento" entre las clásicas y la más veterana. La carrera de las colinas como la Redoute o la Roche-aux-Faucons,  que siempre dejan el pelotón en cuadro antes de entrar en Lieja. Y un año más con Valverde en la pomada. Y eso que la ha ganado ya... ¡cuatro veces!.



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