martes, 13 de agosto de 2013

CALCENADA 2013 (A PEDALES) Por Marcos


 
Galo, Marcos, Jacobo y Miguel


Hacía tres años que no volvía por Calcena. A pesar de la belleza de esta marcha cuesta animarse asufrir bajo el calor moncaíno de Agosto. Pero este año debutan otros dos sinruberos; Jacobo y Galo. Casi nada. Y para rematar Rober se une a la partida pero a su manera: corriendo.

La Calcenada tiene muchas cosas que la hacen especial; el calor de agosto, la dureza de los repechos que rodean Litago, las bajadas interminables por la cara noreste del Moncayo… pero sin duda lo mejor de esta prueba es la organización. Y es que se trata de una asociación vecinal (la de Los Amigos de Calcena) la que cada año coordina a todos los pueblos de la zona y prepara una jornada con 1000 ciclistas y un buen montón de senderistas y corredores que durante día y medio rodean la sierra. Organizar todo esto tiene ya de por sí mucho mérito, pero si a esto le añadimos unos avituallamientos copiosos, una comida final muy organizada y una actitud siempre amable, el resultado es de sobresaliente. Además, es de agradecer como todos los voluntarios se esfuerzan en mantener el espíritu popular de la marcha, remarcando e insistiendo en que esto se creo como una andada no competitiva y así debe seguir siendo, a pesar de la invasión en los últimos años de los ciclistas con ansias de ganar el Tour empezando por Calcena.

¡Ah!, y un último detalle que me pareció ejemplar; la UT del Mont Blanc otorgaba 3 puntos a los que culminaran esta carrera a pie… pero desde este año los han rebajado a 2. El motivo: la existencia de demasiados avituallamientos. Ante esto, la organización, lejos de cambiar su filosofía, no sólo no ha suprimido avituallamientos, sino que ha ofrecido devolver la inscripción a los que perseguían obtener los dichosos puntos por encima de disfrutar de la marcha. Chapeau.

Bueno, y después de tanto elogio vamos al lío. Salimos Galo, Jacobo, Miguel (un compañero del curro al que Galo engañó para sumarse a la aventura) y yo. Parece que el día no va a ser tan caluroso como parecía. El primer obstáculo, el Tablado, nos vuelve a demostrar que o se sube muy en cabeza o es imposible no echar pie a tierra por caídas o salidas de cadena de los que van delante. Algún flipao aún se dedica a criticar a los que pie a tierra o incluso caídos en el suelo bloquean la ruta. Les doy un consejo: vuelvan mañana y tendrán toda la subidica para ellos. La bajada y posterior subida por tierras sorianas hasta Cueva de Ágreda no presenta grandes dificultades pero desgasta las fuerzas como una lija.

Segunda dificultad del día: El Canto del Hincao, techo de la prueba. Esta vez subimos sin tanto pelotón, más tranquilos y relajados y disfrutando del esfuerzo. Nos agrupamos en la cima para iniciar el bajadón hacia la provincia de Zaragoza. A pesar de que nos habíamos repetido como un mantra que esta bajada era peligrosa, Jacobo besa el suelo para darnos la razón. Solo chapa y pintura.


 
El resto del recorrido hasta la comida de Litago lo hacemos china-chano, dosificando en los continuos pechugazos que hay que superar para ganarse el pan. Cuando llegamos al precioso balcón-mirador de Litago nos llevamos la gran decepción del día…¡se ha terminado la brasa!!. Adiós a los tradicionales choricicos y longanizas de la comida. Habrá que correr más la próxima vez.

Y qué decir de lo que queda. Como diría un amigo con coleta “¡tranquilos que sólo queda lo peor!”. Y es que  es en esta parte del recorrido en donde el calor empieza a hacer estragos. La subida a la preTonda (una subida infernal asfaltada de 1.5 kms con un desnivel aproximado del 15%) y a la Tonda, se nos hacen eternas aunque para algún debutante parece que menos dura de lo esperado. La próxima vez no les meteré tanto miedo…. La bajada la hacemos sin problemas, pensando en el famoso último avituallamiento de la prueba, con su barril de cerveza. Sin embargo, estamos predestinados a disfrutar sólo al terminar el recorrido ya que de nuevo nos quedamos con la miel en los labios… ¡el grifo está roto y no pueden pinchar el barril!.
¿¿¿¡¡¡¡Eso hay que subir!!!!????

Menos mal que en las piscinas de Calcena podemos aplacar nuestra sed con una buena jarra. En la comida se nos unen además varios conocidos que también han hecho la prueba y que coinciden con nosotros en lo cordial y entrañable que es todo en esta “carrera”.
Pero como no todo puede ser perfecto, mi última foto es para la cabecera del barranco de Valdeplata, un recuerdo sentido del desastre que hace poco más de un año ocurrió en uno de los tesoros de la comarca y del que aún no se han recuperado sus habitantes.  Espero que no tarde en resurgir de sus cenizas… nunca mejor dicho.


 

Agradecimientos a: Calcena, Purujosa, Borobia, Cueva de Ágreda, Agramonte, Lituénigo, San Martín, Litago, Alcalá,  Añón y Talamantes.

PD: Siguen encontrándose papeles de geles y barritas en el recorrido de la prueba. Cualquier ciclista que aún tenga dudas en dónde dejar ese papelito que le sobra, que no dude en contactar conmigo, que le daré gustoso unas nociones básicas sobre orificios corporales en los que caben perfectamente…

 

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